sábado, 1 de septiembre de 2018

America first






América, America first, es hasta el momento la mayor potencia mundial que han visto los siglos, pero es claro y notorio que va perdiendo fuelle. Militar y económicamente es poderosísima, pero su decadencia es interna, y quizás sea eso lo que han visto quienes la dirigen: alberga en su seno claros signos de pérdida de pulso, ya no es el país que ganó la segunda guerra mundial, o el que lideró la economía mundial hasta nuestros días. Eliminada la amenaza “socialista” en Rusia e incorporada esta nación al sistema, toca ahora hacer frente a una nueva amenaza más difusa desde el punto de vista territorial y de los métodos de desafío que emplea, cual es la amenaza del islamismo radical. Se han mantenido varias batallas contra este nuevo poder con distinto resultado, y las tecnologías digitales y de la información han demostrado ser una ayuda decisiva, aunque se precisan nuevos conflictos para un desarrollo más ambicioso de las mismas -no olvidemos que son necesarias millonarias inversiones que sólo el conglomerado científico-militar puede acometer con la financiación prestada desde el Capitolio.
Es decir, la guerra se puede ganar, aunque sea a costa de enormes sacrificios de todo tipo para la población, nunca para los que mandan; la política de comunicación necesaria para infundir a la ciudadanía las dosis de miedo precisas para que otorgue un –por otro lado- innecesario consentimiento hace tiempo que se ha iniciado, de formas y maneras distintas según en qué país; el ensayo de guerras comerciales ha empezado ya, abriendo una nueva etapa de relaciones internacionales inéditas en los últimos decenios, hasta el punto de que los mayores defensores del neoliberalismo reinante se muestren confundidos. Con todo ello, se pretende, a mí entender, ir preparando el mundo para una contienda mucho mayor, que se antoja urgente para no dar más alientos, fuerza y preparación al último enemigo, que es el verdaderamente temible.
Porque militarmente se puede ganar a cualquiera, cueste más o cueste menos. Comercialmente, puede decirse lo mismo. Pero, ¿qué decir de un rival que utiliza las mismas armas industriales y comerciales, que acumula día a día mayores recursos a costa nuestra, cuyo superávit comercial no hace sino crecer; que invierte en investigación sumas ingentes, cuyas empresas, universidades y centros de investigación mejoran sin tasa, que extiende su influencia sobre el tercer mundo poseedor de recursos materiales y mineros; cuyo nivel de vida y desarrollo de sus ciudadanos aumenta de año en año a unas tasas que para nosotros quisieran (o no) nuestros líderes; con ciudadanos que están siendo sometidos a un nivel de control que para sí desearían nuestros gobiernos, que vence en  todos los aspectos de la competencia internacional con creciente claridad, empleando, eso sí,  las mismas armas capitalistas? ¿Qué se puede decir de este rival? … no, no me estoy refiriendo a China, a secas.
Estoy hablando de la República Popular de China. Es decir, un país capitalista pero con un férreo gobierno comunista. Ese es el verdadero peligro al que el sistema neoliberal se enfrenta. Quizás por eso hagan falta gobiernos como el actual gobierno americano. Aunque ni nosotros ni siquiera él mismo sepamos para qué, hay poderes que están detrás y que son los que promueven y/o permiten ciertos acontecimientos, los que saben perfectamente que si se deja que ese país siga creciendo no habrá modo de pararle.
Ya no se trata de contrapesos como era la Rusia soviética -por otro lado un gigante con pies de barro. China es un país capitalista, insistamos en esto, con un gobierno comunista detrás. Un país mucho más grande, que emplea las mismas armas que el llamado mundo libre, pero gobernado rígidamente, con puño de acero, por un partido que se declara marxista. Esto es lo novedoso. ¿Cómo se le vence? ¿Lo sabe esa América a la cual pertenecemos, queramos o no? ¿Lo sabe su gobierno, sus élites dirigentes? ¿Cómo se dirimirá la supremacía económica y política? ¿Qué consecuencias sufriremos los que estamos en medio?
Esto es lo que cada uno de nosotros debe analizar.

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