domingo, 25 de agosto de 2019

Manteros en Peñíscola




Seguramente esto es una realidad en otros lugares, al menos en Peñíscola es una constante, año tras año.
Verán: El verano trae miles de turistas que, lo quieran o no, acaban deambulando por el paseo marítimo a lo largo de la conocida playa que nace a los pies del castillo del Papa Luna y se encamina hacia la vecina Benicarló.
Por otro lado, esos seres que arriesgan su vida cruzando el Mediterráneo, encuentran en la venta ambulante un medio para ganarse la vida, por increíble que parezca. Los ciudadanos de a pie ignoramos quién o quiénes les facilitan la mercancía, textil en su mayoría, pero se habla de “mafias”, así, en genérico; en fin, ¡quién lo sabe!, pero lo seguro es que no hay unos fabricantes para lo que va en el top manta, y otros distintos, más serios, claro está, para lo que se vende en el comercio tradicional. Lo cierto es que, provenientes en su mayoría de Benicarló, se les puede ver venir en el bus, a algunos en bicicleta, y estacionarse sobre el referido paseo donde extienden su sábana que les sirve de petate. Nada de particular, ocurre en todos los sitios turísticos, como decíamos más arriba.
Peñíscola tiene sus peculiaridades. Cuando se regeneró la costa, obra terminada en 2003, a base de verter 1,2 millones de metros cúbicos de arena de cantera – buen negocio para el propietario de la cantera cercana–, mezclados con otros 300.000 metros cúbicos de arena extraída de la playa sur con una draga, y se vertió sobre la otra, sin esperar, según la “vox populi”, como era preceptivo a que desde el laboratorio de Castellón a donde se llevaban las probetas de arena para su análisis dieran su conformidad para asegurar que se trataba de arena y no de lodo, ya el mal quedó hecho, y hoy, a lo largo de esos casi cuatro kilómetros de playa hay zonas buenas y otras, las más, “manifiestamente mejorables”, donde aflora el cieno mezclado con el grano grueso de la cantera que hacen difícil e incómodo el paseo por la orilla; al margen de que en los días de fuerte oleaje que revuelve los fondos, las olas tornan del azul mediterráneo al color terroso del limo aportado. De cualquier manera, se consiguió un frente marítimo que desde lejos simula una playa, lo que ha posibilitado que hoy en día ya no queden solares vírgenes a lo largo de su desarrollo. La profundidad de la playa es notable, alcanzando en algunos puntos más de cien metros, los que hay que recorrer hasta llegar a la orilla. No obstante todo lo anterior, la playa norte de Peñíscola está en el TOP 10 de las mejores playas del levante español, si no del universo mediterráneo: verifiquen este dato en internet, si se resisten a creerlo.
Consumado este despropósito, se diseñó un paseo marítimo por el que discurre la carretera de Benicarló, de dos sentidos y aparcamiento a ambos lados, que en la temporada alta es escenario de increíbles atascos mañana y tarde; por el lado oeste, el de tierra, hay una acera estrecha en la que hay zonas donde no se puede pasear con un coche de niños, no digamos nada si son mellizos o gemelos, y en otras, las farolas del alumbrado público, obligan a salir a la carretera; por el lado este, el del mar, la acera, algo más ancha, convive con una especie de carril bici, por el que ruedan también unos carricoches a pedal de metro y medio de ancho con unas estridentes bocinas, más los consabidos patinetes eléctricos. Pues bien, en los dos o tres metros restantes, nuestros amigos los manteros extienden sus petates para exhibir las camisetas, gorros, zapatillas deportivas, o juguetes para los más pequeños. Así, imaginarán ustedes que esa, llamémosla acera, recuerda la imagen de un mercado persa o un zoco árabe, por el que apenas se puede caminar en línea recta.
Y claro, ahí entra el Ilustrísimo Ayuntamiento de Peñíscola – o como se llame oficialmente -, que lejos de entonar un mea culpa por la chapuza en la que los españoles todos nos gastamos al pie de los 4.000 millones de pesetas (25 millones de euros), se ha puesto a legislar muy digno apuntando al flanco débil del problema: prohibir la venta ambulante con lo que, de paso, queda bien con los comerciantes locales que son los que le votan. Es decir, actúa como si hiciera algo para que lo vean sus vecinos, pero sin hacer absolutamente nada, mientras trata con esa inacción de escurrir el bulto y dar la sensación de eficacia en esa lucha sin cuartel que tiene que librar en solitario contra la inmigración ilegal, causa y origen de todos los males patrios, como sabemos todos, pues los migrantes africanos vienen a quitarnos los puestos de trabajo - vean quienes son los que doblan el espinazo en la enorme huerta que se despliega desde Peñíscola hasta Alcanar, pasando por Benicarló y Vinaroz. Hasta ahora, y desde hace tres o cuatro años, era suficiente con unos cartelones como el que han podido ver ustedes al inicio de esta entrada, más un par de patrullas de guardias municipales, ante cuya presencia los manteros recogían sus petates, y saltaban el murete que separa el proyecto de acera de la idea de playa, con lo que parece que quedaban a salvo de los guardias, al estar en un dominio de costas y no municipal. Con los primeros cartelones de los 750 euros, que imagino que nunca han sido cobrados a ningún comprador, se acabaron los saltos a la playa, pero este año la afluencia de manteros ha crecido sustancialmente, y la megafonía pública -que resulta especialmente molesta para los ciudadanos – advierte en varios idiomas de que la multa ha ascendido a ¡1.500 euros! Mi mujer me recuerda, creo que con acierto, que nunca un medio acústico estará por encima del medio escrito, por lo que los cartelones seguirán vigentes a pesar de la presencia de la megafonía.
Eludiendo, no solo la legalidad de tales preceptos municipales sino también la propia capacidad jurídica para emitirlos, esta posible práctica que, insisto, más parece amenaza que posibilidad real de ejercerse, se basa en la consideración del ciudadano como ente jurídico sin derechos, información o sentido común. ¿Cómo entiende este Ayuntamiento el principio jurídico de proporcionalidad entre el delito, el daño causado y la pena impuesta? ¿Puede alguien que haya comprado una camiseta por siete u ocho euros ser condenado a pagar una sanción de mil quinientos? ¿Será la cárcel la alternativa, o será enviado a galeras? ¿Puede el siguiente paso conllevar la horca para el delincuente?
La protección para el comercio local podría ser más efectiva negando el permiso municipal a la apertura de las grandes superficies, haciendo que se respeten horarios más normales para el comercio, o combatiendo la venta por internet, por citar sistemas que parecen muchísimo más perjudiciales para el pequeño comerciante local. Y la defensa para los turistas que llenan Peñíscola se podría cimentar en otras medidas, como se hace en otras localidades turísticas, en vez de enfrentar a la población con los manteros. Porque, a estas alturas, está ya perfectamente claro que el número de éstos crece exponencialmente aunque el Ayuntamiento se empeñe en impedirlo; su Alcalde seguro que lo sabe, no en vano, en la anterior legislatura simultaneó su cargo con el de Diputado Provincial de Turismo: nadie más y mejor enterado que él en estos menesteres.












jueves, 22 de agosto de 2019

Notas de agosto (uno)






Uno. Ustedes recordarán el revuelo que se armó el año pasado con ocasión del contrato de venta de las cinco fragatas a construir en los astilleros de Cádiz destinadas al ejército de Arabia Saudí; que cómo iba a ser eso posible si en Cádiz el alcalde era de Podemos; que eso era una contradicción tremenda, del estilo de las que ese partido abominable nos tiene acostumbrados; que si Venezuela...ah, no, no, esto no es de aquí, disculpen.
La cosa es que ahora nos enteramos de que la persona que firmó el contrato de venta de los barquitos por la parte española (Navantia) ha fichado por la parte compradora. Vamos, para entendernos, que es algo así como si el futbolista que erró el penalti de su equipo en el tiempo de descuento y que le hubiera dado el campeonato que el equipo contrario se llevó por goal average, hubiera fichado por el equipo contrario. ¿No resulta un tanto sospechoso?
Pues así son las cosas: Arabia Saudí, tercer comprador mundial de armamento, se ha llevado, para la empresa pública saudí encargada de las compras militares, al español que está al tanto de los precios de coste y de venta de los dichosos barquitos. Hay quienes ven en esta operación grandes oportunidades para continuar vendiendo a los saudíes, sin considerar el uso que esa dictadura religiosa pueda hacer de las armas; hay otros que entienden que los saudíes disponen ahora de información privilegiada para amortizar lo que les pueda costar la compra de nuevas fragatas y la comisiones a pagar y las ya pagadas.
Pero como siempre, la culpa será de Venezuela y del Kichi (alcalde de Cádiz).


Dos. No creo yo, estimados lectores, que entre ustedes haya muchos que posean una Sicav, ni siquiera que estén al tanto de lo que ese palabro signifique, pero me parece fundamental que en estos tiempos de crisis económica estén bien informados, más que nada para que calibren su situación personal y vean la suerte que tienen al permanecer al margen de ese mundo de las altas finanzas tan vapuleado y sometido a los vaivenes de las diosa fortuna.
Empecemos pues por una rápida explicación de lo que es una Sicav: Sicav es el acrónimo de Sociedad de Inversión de Capital Variable, y ha de cumplir con un mínimo de 100 accionistas (usted mismo y otros 99 nombres que su asesor le proporcionará y que nunca pintarán nada en la sociedad), deberá estar domiciliada en España (pongamos en el despacho de su asesor), y, eso sí, deberá pagar el Impuesto de Sociedades a la Hacienda Española. Pero hete aquí, ese pago será el 1% (no, no me equivoco) de sus beneficios. El inconveniente es que el capital mínimo que ustedes han de desembolsar para su constitución es de 2.400.000 euros de nada. Aunque, como en todo tipo de sociedades, la aportación se va haciendo paulatinamente -vamos, con sus ahorrillos, para entendernos. Por el lado bueno estarán ustedes exentos del Impuesto sobre Transmisiones Patrimoniales y Actos Jurídicos Documentados.
Pero como decíamos al principio de este comentario, ser propietario de una Sicav entraña unas preocupaciones y cuidados en absoluto baladíes que no se sufren si se es persona que vive de su sueldo, su pensión y/o de unos ahorrillos que se tengan. Y si no que se lo pregunten a Alicia Koplowitz, que con un total invertido de 320 millones solo lleva una rentabilidad acumulada en el primer semestre del 4,23%; o la sicav de los March, con un patrimonio de 1.108 millones y una rentabilidad del 4,44%; o la de la hija de Amancio Ortega, con 301 millones y una rentabilidad del 5,72; y tantos otros atribulados por la guerra comercial entre China y USA, por el Brexit, y otros tantos factores que influyen en la volatilidad a la que están sometidas las bolsas y los negocios financieros. Así que si a veces a ustedes les cuesta llegar a fin de mes, sean sensatos y mediten sobre lo que pueden estar sufriendo estas personas. Encontrar un sistema que les proteja de esos movimientos debiera ser uno de los principales objetivos de todo gobierno, por la sencilla razón de que si a ellos les va bien nos irá mejor a todos nosotros. ¡Pobrecitos ellos!

sábado, 17 de agosto de 2019

De reyes, de curas y de dioses. Y de memes



Uno de los más tempranos y persistentes recuerdos de mi infancia es el arco de Carlos III. Sito a escasa distancia frente a mi casa, fue la entrada a la fábrica de cañones de La Cavada; en su frontispicio yo podía leer las palabras Carlos III Rey. Año 1784. El otro recuerdo, más difuso, y del que ya he hablado en este medio, es un autorretrato de Goya. Más tarde, supe que ambos, Carlos III y Goya tuvieron algo en común que les hizo imperecederos: el primero fue ,quizás, el más notable rey español –aunque viniera de Italia- y el segundo uno de nuestros mejores pintores, pintor de cámara del propio Carlos III y de su hijo, Carlos IV.

Aquí quería yo llegar, para encontrar un nexo común sobre lo que voy a explicarles. La foto que viene a continuación es un retrato de María Luisa de Parma, nuera de Carlos III y esposa de Carlos IV, y por tanto, Reina de España.




No hace falta explicarles que se trata de un meme de entre los miles que circulan a diario por las redes, pero que despertó mi interés por nuestra querida María Luisa de Parma. No creo que haya habido dinastía alguna que no se haya visto envuelta en robos, expolios o apropiaciones indebidas, por ser suaves con las realezas; es normal que esto ocurra cuando se ejerce un poder absoluto o cuasi absoluto. Lo hemos visto en las dictaduras, sin ir más lejos la que sufrimos en nuestro país hasta hace cuarenta y pico años, o menos, y también en las democracias.

Limité la búsqueda a tres medios: Wikipedia por neutral, el diario ABC por ser el portavoz tradicional de los sentimientos monárquicos, y Nuevatribuna.es por ser un diario digital comprometido con los valores de libertad, igualdad y justicia, para compensar con el anteriormente citado, ayudado en estas labores por mi mujer.

Y nuestra María Luisa de Parma – de Borbón Parma, para ser más exactos -, no se distinguió por su labor, digamos recaudatoria. Lo que la ha hecho pasar a la historia fue ser una especie de devoradora de hombres – solo en el aspecto sexual-, una ninfómana, o padecer un acusado furor uterino o vaginal, como ustedes prefieran.

Pero claro estos comportamientos pueden tener su mayor o menor trascendencia dependiendo del oficio de la persona en cuestión. ¿Quién puede sospechar acerca del comportamiento sexual de una abuela, por no citar familiares más próximos? Pero, ¿y si la persona en cuestión tiene como misión asegurar la descendencia precisa para mantener la dinastía? Aquí, las cosas cambian. De modo que nuestra curiosidad creció, y en éstas apareció un nombre clave en todo este asunto: Fray Juan de Almaraz.

Sabíamos que Carlos III fue un gran rey, en España, y en Nápoles, donde ejercía el mismo oficio. Sabíamos también que su heredero Carlos IV venía de fábrica con muchos defectos. Aprendimos que estaba radicalmente en contra de que éste se casara con la parienta de Parma. ¿Sabía o sospechaba algo? La familia Borbón reinaba en Francia, en España y en amplias zonas de Italia...en fin, algo conocería sin duda. Pero volvamos a la de Parma. Consumado el matrimonio sabemos que tuvo 14 embarazos a término aparte de otros 10 abortos; total 24. De los primeros solo 7 llegaron a la mayoría de edad, entre ellos el heredero, que habría de reinar con el nombre de Fernando VII, de infausta memoria.

Pues bien, lo más interesante vino con las declaraciones de Fray Juan de Almaraz que era su confesor. Unos días antes de su fallecimiento la Reina le requirió para confesión, y vino a decirle que “ninguno de mis hijos lo es de Carlos IV, por lo que la dinastía Borbón se ha extinguido en España”. Imagínense ustedes cómo se le quedaría el cuerpo a nuestro confesor. Por su parte, María Luisa, sabiéndose liberada de la pesada carga que oprimía su conciencia – pues eso es la confesión católica, si no me equivoco- se dispuso a encontrarse con el Creador misericordioso, cosa que acaeció a los pocos días. Volvamos a Fray Juan: la misma carga de la que se había liberado su señora la Reina, vino a depositarse en sus débiles hombros eclesiásticos: la dinastía Borbón extinguida en España, y él, ¡solo él!, estaba al tanto de ese extremo. Realmente, el Creador de todo lo existente ponía sobre sus hombros no una carga, sino una pesada losa. El futuro del reino estaba en sus manos, ¿qué debía hacer? ¿hacérselo saber al Rey, por ejemplo? Pero, ¿y el secreto de confesión al cual se debía? No creo que pudiera haber persona tan atribulada en esos duros momentos sobre la faz de la tierra. Sea como fuere nuestro fraile optó por una solución salomónica: redactó un documento que no debería abrirse mientras él viviera, con lo que satisfacía el secreto de confesión, al tiempo que dejaba clara y concisa noticia de lo que la última reina le había revelado. Vean el documento:

Como confesor que he sido de la Reyna Madre de España (q.e.p.d.) Doña María Luisa de Borbón, juro imberbum sacerdotis cómo en su última confesión que hizo el 2 de enero de 1819 dijo que ninguno, ninguno de sus hijos y hijas, ninguno – de los catorce que tuvo – era del legítimo Matrimonio; y así que la Dinastía Borbón de España era concluida, lo que declaraba por cierto para descanso de su Alma, y que el Señor la perdonase.
Lo que no manifiesto por tanto Amor que tengo a mi Rey el Señor Don Fernando VII por quien tanto he padecido con su difunta Madre. Si muero sin confesión, se le entregará a mi Confesor cerrado como está, para descanso de mi Alma. Por todo lo dicho pongo de testigo a mi Redentor Jesús para que me perdone mi omisión. Roma, a 8 de enero de 1819. Firmado Juan de Almaraz”

De modo que nuestro hombre se tomó seis días en redactar dicho documento y descansar, pero esto último no lo logró. Fernando VII, del cual ya conocen ustedes la ralea, llegó a conocer su contenido y ordenó su detención. ¿Y dónde creen ustedes que fue a cumplir su perpetua condena? En el castillo de Peñíscola, el mismo que estoy viendo mientras escribo estas líneas para ustedes. Ya ven, hemos empezado hablando de Carlos III en La Cavada, y acabamos con Fernando VII, su nieto, en Peñíscola, sitios ambos de gran significado para mí.

A su criterio personal dejo la consideración sobre la legitimidad de la dinastía española de los Borbones, así como sobre la propia religión o la fé que en ésta tenían los interesados. Me explico: Carlos IV, en su inocencia, no comprendía que los reyes pudieran obrar mal, ungidos como estaban por el mismísimo Dios, de quién les venía el poder, o que las reinas pudieran pecar de adulterio, por la misma razón. Padre, hay una cosa que no comprendo… Si todos los reyes somos designados por la gracia de Dios ¿Como pueden existir malos reyes? ¿No deberían ser todos buenos reyes? Carlos III mira a su hijo y le contesta: Pero qué tonto eres, hijo mío. Así acababan estas conversaciones; su padre, Carlos III, era un hombre culto e inteligente y, por consiguiente, conocía la realidad de la religión y también su utilidad. Lo que Marx explicitó cien años después: la religión es el opio del pueblo, se sabía desde tiempos inmemoriales, aunque aún en nuestros días existan miles de millones de creyentes de distintas deidades.

Lo dicho, a su criterio queda.











sábado, 10 de agosto de 2019

El bello Pedro










La noche de las elecciones del 28 de abril, conocidos los resultados, la celebración de los seguidores socialistas bajo el balcón de Ferraz coreando “Con Ciudadanos no, con Ciudadanos no”, podía aventurar un gobierno de coalición entre Psoe y Podemos; un par de días después, dejé escrito en un chat de WhatsApp: ya veremos, pero me parece que Pedro va a tratar de que Pablo Iglesias se cueza en su propio jugo.
Después, enseguida, apareció en todos los medios la afirmación de que la formación del nuevo gobierno no se llevaría a cabo hasta después de las elecciones locales y autonómicas del 26 de mayo, y la cristalización de los consabidos pactos para ayuntamientos y autonomías. Hasta después de esos pactos no se hablará del pacto de gobierno, se repitió como un mantra que acabó adquiriendo visos de realidad, hasta convertirse en la verdad revelada.
¿Por qué? ¿Es que, acaso, unos pactos y otros se podían llevar a cabo entre actores diferentes? Obviamente, la respuesta es no. Exceptuando el caso catalán -que tampoco- por la demasía de partidos, lo normal es que el pacto en ayuntamientos, autonomías y en el congreso se llevara a cabo entre fuerzas de la derecha, por un lado, y progresistas, por el otro.
De modo que fue pasando el mes de mayo, el de junio, y gran parte del de julio. Los pactos de la derecha se confirmaron, e incluso Ciudadanos hubo de firmar con Vox, aunque fuera a escondidas, como si los demás fuéramos tontos. Que también.
Pedro Sánchez tuvo diversos quehaceres allende las fronteras, que hicieron más relevante su valía de hombre de Estado, su talla política y, ¿por qué no?, su peso político entre tantos líderes aquí y allá. Además, está claro, no tenía tiempo de sentarse a discutir con un tipo como Pablo Iglesias. Y el tiempo fue pasando.
Habrá quien piense que realmente estaba atareado con esos menesteres, otros que opinen que, puesto a elegir, se estaba mejor con esa gente europea, mostrándonos cómo se entiende con ellos. Llegó el momento de sentarse y empezaron a aparecer otros conceptos, como gobierno de colaboración, y enseguida, la propia presencia de Iglesias en el gobierno, que desdibuja el nivel del mismo.
Con el paso a un lado del coletas, eliminada esa molesta presencia, se empezó a hablar de ministerios...bueno eso es todo tan reciente que no merece la pena repetirlo.
En definitiva, Pedro estaba cociendo a Pablo en su propio jugo.
Hay varias explicaciones, que si manejan encuestas que dan la victoria al Psoe y hunden hasta el ahogamiento a Podemos, que si en el grupo parlamentario socialista queda un fuerte reducto de los diputados que se abstuvieron ante Rajoy para que este gobernara, que si Pedro tiene en su estratega político ciega confianza… Quién sabe!
Lo cierto es que en 2016 mientras negociaba con Podemos ya tenía en la recámara un acuerdo con Ciudadanos que hizo que Podemos se viera burlado y se precipitaran los acontecimientos, quedando para la historia la verdad absoluta de que Podemos la cagó totalmente, dicho en términos que ustedes disculparán en un blog de esta categoría. Y en esta ocasión, mientras negociaban con Podemos pedían hasta la extenuación la abstención de Ciudadanos y PP. Mas de lo mismo.
En definitiva, la estrategia seguida por el bello Pedro queda clara como la luz de un día de verano. Ha tratado de retrasar la negociación hasta llevarla por la premura de tiempo a una velocidad tal que le permitiera manejar los tiempos a su antojo, salirse con la suya y hacer aparecer a Podemos por segunda vez como el partido inexperto, violento y radical que nos lleva de nuevo a otra cita electoral. Ya tenemos culpable, ya lo ha cocido en su propio jugo; ahora no le queda otra que comérselo tranquilamente.
Y septiembre será una copia de julio. Hay apuestas?



domingo, 4 de agosto de 2019

Notas de julio







1. Hoy toca hablar de una pérdida: ha muerto, a los 90 años de edad Arturo Fernández, un gran actor de larguísimo recorrido, como pueden ustedes imaginar. Y un hombre que sabía ponerse un traje. Ignoro cuantos tendría en su armario o cuantos pudo tener en su vida, pero en esta cuestión era imbatible. Tenía planta, tenía gracia, y sabía mejorar los trajes que se ponía, normalmente con un pañuelo a juego en el bolsillo superior; no desperdiciaba ese gracejo inconfundible con el que le recordaremos siempre.
A partir de ahora, su puesto pertenece (por derecho, o ¿por derecha?) a Alberto Carlos Rivera (Albert, de cuando vivía en Cataluña) quien con la juventud que atesora puede perfectamente hacernos olvidar a Arturo Fernández. Además de trajes, sabe combinar chaquetas, lo cual es muy útil a la hora de cambiárselas (sin coña, eh?).
Podemos afirmar sin temor a equivocarnos que no hay, en el espacio público español, independientemente de la dedicación profesional, otro personaje capaz de lucir un traje, o un conjunto de chaqueta y pantalón, como lo hace Alberto Carlos, que se adorna, como los buenos espadas, con ese gesto tan característico suyo de asegurarse que el botón superior de la chaqueta esté debidamente abotonado y que no haya rastro alguno de una arruga, todo ello sin cambiar el gesto, mirando a derecha e izquierda, que para todos tiene mensaje.
Esto que digo se ha confirmado ya como algo inherente al panorama político español. Y parece mentira que algunos aún no se hayan enterado. Me estoy refiriendo concretamente a Abascal, el de Vox. Este hombre, con esas camisas suyas desabotonadas hasta el tercer botón, no puede ni pensar en competir con Alberto Carlos. Se le ve el tono rudo con ese torso, potente sí, pero desnudo, como aquellos viejos falangistas con su camisa azul, o esos legionarios mostrando el vello pectoral y el paquete en la entrepierna. No niego el toque viril, pero, la verdad, parece de pueblo. Y con esa pinta no puede aspirar a un puesto como el de Rivera.
La cosa se ha puesto de manifiesto con esa manía de sentarse en la misma mesa y firmar un acuerdo. Que lo haga con Casado tiene un pase, al fin y al cabo, Casado es de Avila, y eso no lo puede disimular. Pero pretender sentarse en la misma mesa con Alberto Carlos es harina de otro costal. Una cosa es formar una entente política (por el bien de España, naturalmente), pero nuestro Rivera no está para esos menesteres.
El que podría aspirar a competir con nuestro hombre es Teodoro García Egea, pero no tiene categoría suficiente, ya que solo es secretario general del PP y no creo que el título de campeón mundial en lanzamiento bucal de huesos de aceituna que ostenta sea suficiente. Por otro lado, si bien sabe vestir correctamente los trajes, roza lo sublime con los uniformes militares: hemos podido verle con su uniforme de reservista del Ejército del Aire en la entrega de despachos de la Academia de San Javier, y aunque se le veía sentado, llevaba, eso sí, unos preciosos guantes azul cielo claro, como es preceptivo.
Todos los citados salieron en la foto de la plaza de Colón, pero a una cierta distancia. O sea, juntos pero no revueltos.



2. Hemos podido leer un reportaje periodístico en la prensa local hablando sobre la evolución de las emisiones de CO2 en Euskadi entre los años 1990 y 2017, clasificadas en siete sectores contaminantes. El sector energético, el industrial, el agrícola y el de residuos son los que presentan mejor evolución, con bajadas en todos ellos, en algunos casos por la práctica desaparición de la siderurgia, o por las medidas tomadas; el sector residencial mantiene su volumen de emisiones, en tanto el de servicios la duplica, aunque opera a menor altura; solamente el sector transporte ha más que duplicado sus emisiones, a lo que no es ajeno el hecho de que Euskadi sea vía de comunicaciones por carretera con el resto de Europa. En total, el volumen de emisiones ha disminuido desde los 21.300 millones de toneladas de CO2 equivalentes a los 20.000 del año pasado. Hasta aquí la noticia.
Aunque no debamos olvidar que no somos una isla, y que importamos gran parte de la energía que consumimos, si comparamos esa evolución con la del crecimiento del PIB, uno puede sacar la conclusión de que si el crecimiento de las emisiones es inferior al del PIB, no ha lugar a preocupación alguna, o lo que es peor, puede pensarse que sea compatible el crecimiento económico, tal como lo conocemos hoy en día, con el desarrollo sostenible. Y esto puede ser muy peligroso porque puede no ser cierto. Sobre este asunto conviene volver en otra ocasión.



3. Según un informe publicado por el Banco de España los jóvenes con escasa formación vienen a ganar lo mismo hoy en día que a finales de los años noventa. No hace falta señalar, aunque esto no se señale en el informe, que los jóvenes afectados proceden, en su inmensa mayoría, de familias de clase baja; los sin formación, si proceden de una familia con posibles encuentran siempre una forma de trepar por la escala social. O sea, que se va formando paulatinamente una clase humilde que conforma el furgón de cola de la sociedad con pocas posibilidades, o ninguna, de mejorar.
Por los mismos días, se publicaba también otro informe de CapGemini sobre la evolución de los millonarios en España, aquellos que tienen un mínimo de un millón de euros disponible para invertir, que incluso si son personas de escasa o nula formación disponen de los mejores expertos que les aconsejen cómo y dónde invertir o cuándo salirse si las cosas viene mal dadas en alguna operación, por no hablar de cómo evadir al fisco.
Este colectivo ha pasado de 127.000 individuos en 2007 a 224.000 en 2018. Y el valor que atesoran ha crecido en el mismo período de 368.000 millones de euros a 637.000, o sea ha crecido un 73%, en tanto el número de ellos crecía el 76%. No hay que olvidar que la cifra que tienen disponible viene a ser casi la mitad del PIB español, lo que la economía española produce en un año, para entendernos.
Así que tenemos, en los extremos de la escala social, dos grupos bien diferenciados: los más pobres y los más ricos. La diferencia entre ambos cada año es mayor, y la pertenencia a ambos resulta vital en el futuro de esas personas.
Aminorar esas diferencias se consigue mediante una política fiscal progresiva que redistribuya las rentas.
¿Se verá eso aquí en algún momento?



4. Otra noticia que nos ha dejado el mes ha sido la decisión del gobierno en funciones de comprar 346 blindados 8x8 por 2.083 millones de euros. Yo, ya lo saben ustedes, siempre estoy con la mosca detrás de la oreja ante una posible invasión portuguesa o francesa, o quien sabe si coaligados que nos cogen en una pinza y entonces de nada serviría lamentarse.
El gobierno en funciones está en funciones como la propia palabra indica, y según una ley pertinente al caso “debe limitar su gestión al despacho ordinario de los asuntos públicos, absteniéndose de adoptar, salvo casos de urgencia o por razones de interés general, cualesquiera otras medidas”. Así que algo ha de haber con los franceses o los portugueses, o los moros, para que el gobierno en funciones se salte la norma y apruebe esa compra. Que, dicho sea de paso, es más o menos la mitad del total de blindados que compraremos en los próximos años.
Porque ya sabemos que no hay dinero para otras cosas. Salvo que sean urgentes, claro.


5. En las elecciones generales del 28 de abril, tras un meticuloso recuento por la apretada diferencia, Javier Maroto, vicesecretario del Partido Popular, perdió el único escaño que su partido podía mantener, no solo en su Álava natal, sino en toda Euskadi. Y para más inri, a manos de Bildu, los filoetarras, como él y su partido acostumbran a llamarlos. De modo que el PP se quedaba sin representación parlamentaria en esta Comunidad Autónoma, como estuvo a punto de suceder en Cataluña, salvando un acta una representante de la nobleza española que bien podría militar en Vox.
La actual situación financiera del PP ha de ser de tal gravedad debido a los resultados que cosecha, que no podía permitirse pagar el sueldo a Maroto sin recibir la correspondiente subvención del Congreso o del Senado. O sea, como decía Esperanza Aguirre, la mamandurria de siempre.
Los resultados del 26 de mayo en Castilla-León, y las componendas posteriores con Ciudadanos, permitían presentar a nuestro hombre en el paro como candidato al Senado en representación de esta autonomía.
Pues bien, la misma persona que acusaba a otros de acudir a Vitoria para registrarse como residentes durante el tiempo exigido, no menor al año, y ganarse el derecho a cobrar la Renta General de Ingresos, no tuvo empacho alguno para empadronarse como residente en casa de un conmilitón suyo en la población de Sotosalbos (Segovia), saltándose el plazo y el derecho a empadronarse, para ser nombrado por las cortes castellano-leonesas senador en Madrid.
Poco importa si finalmente se confirma el nombramiento, o por vencer el plazo para recurrir ante el Ayuntamiento - ya me entienden ustedes, entre bomberos no hay que pisarse la manguera – ya nada se pueda hacer; el caso es suficientemente representativo de la falta de vergüenza que aqueja a buena parte de nuestra clase política.
Pero lo que nunca hacen es reflexionar sobre el porqué de esos pobres resultados, por qué una persona tan conocida como Javier Maroto concita el rechazo de una provincia que tradicionalmente obtenía unos resultados más, digamos, normales. Hablamos de Maroto, pero lo mismo ocurre en las otras dos provincias donde ya no hay diputado alguno del Partido Popular.


6. Hace unos días, después que se supiera que un juez había reconocido como trabajadores por cuenta ajena y no autónomos a los ciclistas – hay que ver qué nivel de inglés tenemos al llamarlos riders – de Deliveroo, pude ver en una calle de la ciudad que habito a otro ciclista, esta vez con el contenedor de Glovo, a lomos de una bici eléctrica del parque público de alquiler.
Puede ser, no pensemos mal, que el ciclista tuviera su bici en reparación, pero el caso no deja de ser llamativo. El servicio de alquiler es deficitario y se equilibran sus cuentas con cargo al presupuesto municipal. ¿Hemos de pagar entre todos para que algunos o algunas empresas se beneficien?


7. No, hoy no vamos a hablar del Gobierno, ni mañana tampoco, como decían Tip y Coll. Tanto el Gobierno como la oposición, salvando tres ejemplos notables, a saber, Joan Baldoví, Aitor Esteban y Gabriel Rufián, me han arrancado de cuajo las ganas. Seguro que ustedes me comprenden.