lunes, 22 de noviembre de 2021

Sobre la Hispanidad




Ha pasado un mes de la manifestación del 12 de octubre – perdón, quería decir desfile-, y me parece oportuno un somero análisis. Por tirar la primera piedra, uno piensa que estos desfiles militares pueden tener pleno sentido en países que hayan tenido la desgracia de ver hollado el suelo patrio por las botas de invasores extranjeros, o para conmemorar una independencia largamente esperada, pero creo que no estamos en esos supuestos. Los portugueses nunca han tenido tentaciones de invadirnos y los franceses lo hicieron en los tiempos de Napoleón pero, para nuestra desgracia – es una opinión personal, claro-, les salió mal. Y de esto hace más de doscientos años, de modo que en ese lapsus de tiempo no ha habido fuerzas extranjeras que hayan penetrado en España. Bueno, perdón, en 1936 entraron tropas marroquíes, musulmanas, incultas y asilvestradas, pero fue para salvarnos de las hordas rojas, del comunismo y tal y cual, y en defensa de la fe católica, y ya de paso desfogarse con las mujeres supuestamente republicanas que cayeran en sus manos, aunque alguna de las otras también caería. Y para colmo, venían comandadas por los que se consideraban a sí mismos como verdaderos españoles.



El hecho es que ya no sabemos muy bien si se celebra el día de la patria, la fiesta nacional, la hispanidad, o simplemente la virgen del Pilar. Y repito ¿qué sentido tiene reeditar año tras año ese famoso desfile del día de la patria? Porque los militares ya tienen su día, como lo tenemos otros gremios u oficios. Al margen, digo, de que algunos posibles descendientes de aquellos encuentros sexuales puedan dedicarse a abuchear al presidente electo de los españoles cuando no es el que ellos quieren. Pero lo hacen, eso sí, al amparo de la bandera rojigualda, mientras pueden observar con una mezcla de arrobo y envidia el paquete de esos superhombres que se alistan en la legión, en tanto los de la UME siguen dedicándose a lo suyo (que es lo nuestro) y ganándose el sueldo en la isla de La Palma. Es difícil saber qué pensará el rey de este comportamiento que, dicho sea de paso, se produce en su presencia. ¿Pensará si alguno de esos insultos puedan ir contra él? ¿Pensará que la próxima vez ese cambio de objetivo pueda producirse? A poco inteligente que sea, que no me cabe ninguna duda, haría bien en optar por la segunda opción, pues de esa clase de personas que abogan por el insulto como medio de expresión poco puede esperarse, y, además, pueden cambiar de opinión de un día para otro.



Por otro lado, para muchos ése desfile conmemora la gesta americana y la Hispanidad, y tendríamos que preguntarnos ¿en qué estima tenemos a los sudamericanos, que forman la parte más importante de esa hispanidad, cuando los llamamos sudacas o machupichus? Pareciera que solo son buenos como camareros, repartidores o monjitas para mantener en pie los conventos que van quedando vacíos, aparte de hacer posible el cuidado de nuestros mayores con educación, respeto y todo el amor del mundo. Para eso pueden valer, siempre que se conformen con lo que se les pague y no planteen problemas. Incluso hay alguno alistado en el ejército español, aunque confundamos Honduras con El Salvador, como en la arenga de aquél famoso ministro del Yak 42. Que, por cierto, nunca he comprendido por qué las ministras de defensa del partido socialista parece que levitan cuando están en algún acto oficial y ondean las banderas y abundan los peitos de lata, como dicen los gallegos refiriéndose a esa profusión de chapas multicolores en las pecheras.



Se habla ahora del problema que tienen los ingleses con la escasez de mano de obra extranjera, a pesar de que tienen un índice de natalidad superior al nuestro, que no nos alcanza para mantener nuestra población que solo aumenta por la inmigración.



¿Podemos imaginarnos una España sin esos y otros inmigrantes?


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lunes, 15 de noviembre de 2021

¿Qué es el populismo?

Como hay coincidencia en que se publicara en lunes, aunque hace casi siete años, y me parece que sigue haciéndose un uso perverso del concepto del populismo, me permito repetir esta entrada.



LUNES, 15 DE DICIEMBRE DE 2014

¿Qué es el Populismo?



Este artículo se ha publicado en la revista Euroequipos y Obras, en su número de noviembre-diciembre, ya en distribución.




¿QUÉ ES EL POPULISMO?

Un conspicuo lector, que prefiere seguir en el anonimato, me ha pedido que le dé una explicación acerca del populismo. Como me confesaba supina ignorancia en temas políticos, en vez de ofrecerle una definición de manual que podría encontrar en internet,  me pareció más didáctico y más entretenido explicarle la cuestión por medio de una buena lista de cosas que son propias de populistas; así, le decía yo, aprenderás lo que no debes hacer o decir, so pena de que te tachen con tan ignominioso adjetivo. Y se me ha ocurrido publicar aquí tal lista; no dudo de que ustedes conocen del tema, pero siempre ha podido haber algo que se le haya escapado a alguien.
Esta lista no pretende ser exhaustiva –para eso se necesitarían varias páginas más-, pero espero que les dé bastantes pistas, y después, ustedes mismos podrán aplicar el criterio con razones de similitud o lo que les parezca mejor.
Por ejemplo, ser populista es no estar de acuerdo con la política de nuestro gobierno, en particular, con los recortes en educación o en sanidad; es pensar que los ciudadanos no deben conformarse con votar cada cuatro años –los que voten- y dejarles el campo libre a los políticos profesionales; es no creer que la soberanía popular resida en congresos convenientemente organizados, y pensar que otra forma de representatividad es posible; es no estar de acuerdo con la práctica de las puertas giratorias; es escandalizarse con la endogamia galopante del Tribunal de Cuentas; es no aceptar el régimen de corrupción que practican los distintos partidos políticos; es pensar que un presupuesto sostenible puede ser atacado, no solo por la vía de reducir el gasto, sino también por la de aumentar los ingresos; que una política fiscal más progresiva puede servir para reducir el déficit y para lograr una mayor cohesión social; es creer que en España la desigualdad social está creciendo hasta límites insostenibles y es propugnar que no haya tanta desigualdad salarial.
Ser populista es creer que no hay derecho a que haya cada día más pobres, en tanto las grandes empresas siguen ganando enormes sumas y sus dirigentes ingresando sueldos, dietas y pagas por objetivos que superan los criterios más responsables. Es denunciar la creciente miseria en que se encuentran el veinte por ciento de los niños españoles. Es de populistas no ponerse de perfil ante la noticia de que Caritas atiende a dos millones y medio de españoles.
Populismo es creer que hay más verdad en las filtraciones de Julian Assange o de Snowden que en lo que nos puedan contar los medios de comunicación que sirven a intereses financieros y de poder muy lejanos a los verdaderos intereses de nuestro país.
Populismo es avergonzarse de la imagen que España está transmitiendo al exterior con esa caterva de gente inculta y casposa que nos dirige. Es lamentar que la consecuencia de su actuación sea la ruina para millones de españoles y una larga etapa de miseria y explotación para la ciudadanía española. Populismo es expresar el hartazgo por esta situación que parece no vaya a tener fin, en tanto los de la casta –sí, amigos, llamemos a las cosas por su nombre- siguen gozando de las prebendas que el ejercicio de su poder les otorga. Es pensar que la democracia debe ser otra cosa.
Bueno, ya tienen una ligera idea, pero no se consideren seguros. Si no les llaman populistas, les pueden llamar anti sistema, chavistas, filo etarras, iraníes, venezolanos, bolivarianos, extremistas o cosas así, que deben ser aún peores. Pero quién tenga un mínimo de decencia no debe consentir que los causantes de este delito de leso país continúen esquilmando impunemente los cada vez menores recursos y, encima, nos tachen a los demás con adjetivos como este de populistas o demagogos. ¿O todavía creen ustedes que ellos llevan razón?

 

lunes, 8 de noviembre de 2021

La playa de Peñíscola (1 de 3)

Este artículo se ha publicado en el número de noviembre de la revista OPMachiney.



Peñíscola dispone de dos playas urbanas, pero cualquiera que las conozca sabe a cuál nos referimos cuando hablamos de la playa. Besando los muros del castillo, la playa traza una amplia curva formando una abierta ensenada, para luego dirigirse directamente en dirección nor-nordeste hasta empalmar con la costa de la vecina Benicarló. La anchura o profundidad de la playa va creciendo en el desarrollo de esa curva, manteniéndose en la zona recta hacia Benicarló en una anchura igualmente notable. Pero la playa no siempre ha sido así, hasta el arranque de estos años 2000, esa anchura iba en continua disminución hasta que solamente quedaba a la vista la escollera de roca que protegía la carretera de Benicarló de los embates de las olas. Y, éste es un dato importante, la arena de aquella playa era la que uno espera encontrar en una buena playa.


Si buscamos en ese pozo sin fondo que es internet y tecleamos “regeneración del litoral norte de Peñíscola” nos encontraremos con una página del Miteco, siglas del actual Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. En esa página encontraremos la descripción de la problemática de origen de lo que queremos explicar y dice textualmente: La gran afluencia de turistas durante 6 meses al año, la existencia de un vial de doble sentido junto al mar, que comunicaba las poblaciones de Peñíscola y Benicarló, y la práctica inexistencia de playa en un tramo de 3.600 metros entre el Sur del término municipal de Benicarló y la playa Norte de Peñíscola, requerían la realización de las obras descritas a continuación.


Primera inexactitud: la temporada turística, ni hoy, ni mucho menos en aquellos lejanos años 2000, se extiende sobre 6 meses al año; si acaso, se podría hablar desde finales de junio hasta mediados de septiembre, poco más de dos meses y medio. Eso lo sabe cualquiera de los habitantes de la zona y la inmensa mayoría de los españoles, incluidos los técnicos del referido ministerio. Lo que seguramente tuvo peso en la decisión de la obra fueron las continuas manifestaciones agosteñas que los residentes de la zona de Peñismar realizaban chocando cantos rodados entre sus manos a lo largo de la carretera y que concluían en el centro de Peñíscola. Reivindicaban así la construcción de una playa frente a sus apartamentos, playa que no existía cuando los compraron. También hay quien afirma que aquellas manifestaciones pudieron ser alentadas desde el propio Ayuntamiento para que el Ministerio promoviera la obra; elemental Watson, que dijera aquél. Nadie puede dudar de que la idea de completar la playa, desde el punto en el que acababa hasta el límite mismo con el vecino municipio de Benicarló abría inmensas posibilidades de negocio acordes con el “boom” de la construcción que por entonces vivíamos.


El resumen final dice textualmente: Construcción de un paseo marítimo de 3600 metros de longitud, y ordenación y eliminación parcial del tráfico rodado en la fachada litoral de Peñíscola.

      Regeneración de un tramo de costa de 3.900 metros, para la que se han empleado 1.200.000 m3 de arena de machaqueo de procedencia continental, y 300.000 m3 de arena natural procedente de dragado.

      Construcción de un espigón sumergido a la cota -3,00, con una longitud de 200 metros, en el tómbolo de Peñíscola.

    Plazo: 18 meses. Situación: Terminada (2003). Presupuesto: 25.036.959,07 €”.

    Es decir: cuatro mil ciento sesenta y cinco millones de pesetas, como decíamos en aquellos tiempos.



De modo que si leemos cuidadosamente ambos textos encontraremos que la cuantificación y origen de los materiales utilizados se hace a posteriori. Y esto nos hace entender la razón por la que la playa “extendida” de Peñíscola no alcanza ni de lejos la calidad de la arena de la parte existente en aquellos momentos. Y esto conlleva otro problema: en esa parte nueva el mar causa frecuentes estragos, habiendo tenido el referido Miteco que acometer obras de mejora, regeneración de las dunas, etcétera, y que sea difícil asegurar que no tengamos nuevas experiencias como la de la tormenta Gloria. Claro está, la parte positiva es que hubo quienes consiguieron un aumento de su patrimonio, pues si bien se gastó todo el presupuesto, los materiales utilizados fueron notoriamente más baratos. Y sí, efectivamente, se construyeron nuevas viviendas.



Pero esto será objeto de las siguientes entregas.

(Continuará)


























lunes, 1 de noviembre de 2021

Notas de octubre







Nota 1. “Ningún economista serio podría afirmar que ninguna subida del SMI, en ningún lugar del mundo y en ninguna época de la historia podría generar destrucción de empleo”. Estas son palabras textuales de Juan Manuel Rallo, uno de los economistas neoliberales españoles más conocidos. Sin embargo, ante el anuncio del gobierno, no solo la patronal, sino también esos mismos economistas neoliberales adoptaron justamente la posición contraria, anunciando a bombo y platillo que la subida del SMI aumentaría el paro en España, lo que dicho sea de paso, no ha sucedido. Los suecos han concedido el Nobel de Economía a tres académicos e investigadores americanos cuya principal aportación en este campo puede entenderse en el sentido contrario a lo que el señor Rallo había predicho. Y hay quienes dicen que el hecho de que el Presidente Biden subiera el salario horario mínimo en USA sin que esa subida tuviera repercusión en los niveles de empleo, pudo estar apoyada en los descubrimientos de aquellos economistas.

Conviene recordar que la economía no es una ciencia exacta, que existe la política económica y que la ideología también cuenta y mucho, y que se refleja, como es lógico, en las todas las decisiones políticas. Lo mismo que hace que unos defiendan subir los impuestos y otros defiendan bajarlos.


Nota 2. Un tal Francisco de Borbón se ha casado en la catedral de Sevilla llevando el uniforme de Gran Maestre de la Orden Militar y Hospitalaria de San Lázaro de Jerusalén. El mismo uniforme que vestía su hijo de cuatro años. Su padre, Duque de Sevilla ejerció como padrino, y asistieron otros destacados miembros de la jet set marbellí.

Sí, no se extrañen, estas cosas aún suceden y se publican en nuestro país, que algunos llaman de pandereta. ¿Se pueden imaginar ustedes el uniforme del tal Francisco y su vástago? Es una noticia sacada de la prensa diaria en este mismo mes de octubre de 2021. ¿Alguien opina que una noticia así puede tener interés para salir en prensa y, si me apuran, en la tele?



Nota 3. Finalmente se suspende la dotación de fondos para los trabajos previos a la ampliación del aeropuerto de El Prat en Barcelona. Pudiera parecer que se pretendía pagar con obras faraónicas el apoyo parlamentario al gobierno, pero la falta de apoyo de uno de los partidos implicados (ERC) ha echado por tierra momentáneamente la operación. Y no ha sido por las implicaciones contra una política verde, como nos hubiera gustado que fuera; que el ministerio de la señora Teresa Ribera hubiera dicho, alto ahí, no podemos agrandar ese aeropuerto porque incumplimos la agenda 2030, porque no tiene sentido mantener al alza la navegación aérea con más vuelos low cost si lo que queremos es reducir la contaminación ambiental y tratar de frenar el cambio climático, en vez de darle alas.


Nota 4. Mientras el Papa Francisco – no confundir con el ciudadano Bergoglio del que habla Santiago Abascal- defiende la necesidad de una renta básica universal y el reparto del trabajo como medidas necesarias aunque no suficientes para acabar con la miseria y el hambre en el mundo, en Sevilla, siguiendo la tradición, sacan de una iglesia una imagen del Crucificado para llevarla a otra, lo cual debe ser importantísimo. La imagen ha cumplido el 400 aniversario de su hechura y ha de ser responsable de gran cantidad de milagros – probados, claro- dada la intensidad y arrobamiento con que sus creyentes la miran.

¿Sabrá el Papa que esto sucede actualmente en Sevilla?



Nota 5. El Tribunal Constitucional (o anti o in, no recuerdo bien como es) ha dictaminado como inconstitucional el modo de cálculo que se aplica en el impuesto sobre la plusvalía en la venta de viviendas urbanas, impuesto creado por José María Aznar – habráse visto, crear un impuesto!- y que venía dejando un reguero de más de 2.000 millones de euros que el conjunto de ayuntamientos de nuestra geografía cobraban directamente de los que vendían un piso o casa o la heredaban. Ni qué decir tiene que las quejas han venido de todos los puntos políticos cardinales. Pocas veces se habrá visto tamaña coincidencia de criterio como la que ha motivado esta medida, lo cual me deja totalmente confundido porque ¿no habíamos quedado en que lo mejor era bajar los impuestos, que esto de mantener impuestos altos y no digamos pretender aumentarlos, estaba fuera de lugar? ¿En qué quedamos?



Nota 6. Mientras podíamos ver cómo Pedro Sánchez paseaba y departía distendidamente con sus vicepresidentas primera y segunda y con su alter ego portugués por las hermosas calles de Trujillo, la prensa española nos mantenía el alma en vilo dado que aún no se había llegado a un acuerdo para la admisión a trámite de los Presupuestos. ¿En tan poca estima tienen nuestra inteligencia?