jueves, 20 de diciembre de 2012

La socialdemocracia



     Es este un artículo aparecido en la revista OP Machinery, en su número 4, de diciembre de 2012; espero que les resulte de interés.



Suele señalarse la caída de la Unión Soviética como la causante del fin del comunismo, como si éste hubiera sido una posibilidad real de organización desde los puntos de vista político, económico y social. En lo primero derivó hacia un sistema dictatorial sin límites, directamente responsable de millones de víctimas; en lo segundo, creó un sistema de producción a espaldas del mercado, ineficaz y tremendamente injusto; en lo tercero, la sociedad que alumbró fue una sociedad anquilosada que se ahogaba en su propio corsé. Lo cierto fue que la supuesta implantación práctica del socialismo real no había dado, ni de lejos, los frutos que algunos esperaban, y, en consecuencia, los partidos comunistas europeos fueron cayendo, sucesivamente, como un castillo de naipes; hasta el nombre hubieron de cambiar. Como consecuencia de esta caída, a nivel global, el equilibrio que existía se rompió, la guerra fría acabó y la ausencia de un contrapeso en el reparto de poderes, dejó barra libre a uno de los contendientes en todos los planos, el militar, el económico y también el ideológico.

Entretanto, los partidos socialistas europeos clásicos que habían derivado hacia formaciones socialdemócratas –aunque en algunos países, como Portugal, formaciones de derecha prostituyeran ese apelativo-, en sucesivos congresos, -recuérdese el Congreso Extraordinario de 1979 en el caso español-, paulatinamente, se fue abandonando el dogma marxista.

La globalización, la desregulación financiera, el crecimiento sin contrapesos del nuevo capitalismo, las políticas de Margaret Thatcher, de Ronald Reagan o del propio Bush, han ido minando en las últimas décadas lo que se conocía como estado del bienestar, aquella creación de las socialdemocracias europeas del norte de Europa y de la que en el sur apenas habíamos empezado a degustar las migajas.

En este contexto, cuya traducción en términos de pérdida de empleo y de recortes sociales es bien conocida, los partidos socialdemócratas no han sido capaces de encontrar una alternativa político-económica que embride la sed insaciable de ese capitalismo que mencionábamos más arriba. Así, veinte años después, la crisis financiera internacional, con la falta de una alternativa político-económica, parece que va a acabar con la socialdemocracia, incluidas la tercera vía y todas las variantes locales.

 Es el momento de preguntarse qué políticas pueden aparecer en el horizonte europeo, capaces de explicar las verdaderas causas de la crisis, ilusionar a los ciudadanos, conseguir que estos escapen a la tiranía mercantilista y que puedan enfrentar la situación sin perder de vista los verdaderos intereses de las personas.

O dicho de otro modo, ¿deben los partidos socialistas transitar por el mismo espacio que los de derechas o proceder a un cambio de rumbo que les sitúe en la senda que se les supone más propia? Y aún más, ¿qué posibilidades pueden tener los partidos socialistas actuales en un escenario a diez años vista, en un mundo sometido a la fría dictadura del nuevo capitalismo?

¿No habrá llegado ya la hora de buscar en la ecología, en el cambio climático, en las energías alternativas, modelos de desarrollo capaces de crear empleo sostenible? ¿No habrá, en movimientos como el 15-M, fuera de los estrechos corsés partidarios, señales suficientes como para entender el hartazgo por las políticas tradicionales e indicios de otras formas de expresarse? ¿No habrá un partido que recoja esas ideas?

2 comentarios:

  1. Al igual que usted me hago las mismas preguntas y no encuentro respuesta.

    Puedo sonar muy pesimista, pero ahora mismo me parece que tenemos un panorama muy desolador...

    Saludos

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  2. Considero que en el mundo en el que vivimos, todo ha girado y sigue girando en torno al dinero. Ha sido y sigue siendo el becerro de oro. ¿Tendrá que venir Moises y estamparnos las tablas?

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