Este artículo se publicó en el nº de abril de 2014 en la revista OP Machinery.
POBLACIÓN Y
POESÍA
A primera
vista, población y poesía tienen en común bien poca cosa. Pero a veces, a poco
que uno busque, es posible encontrar una relación, algo que ligue ambos
conceptos y, en el caso del que les voy a hablar a continuación, una unión un
tanto especial.
La
población es Llanes, una de las de más solera y renombre en Asturias, aunque no
sea de las más importantes. Cierto es que es capital de un concejo bastante
extenso, de una longitud por la costa en torno a los treinta kilómetros; costa de las más bellas,
salpicada de hermosas playas y sorprendentes acantilados, a más de accidentes
geográficos y geológicos, que por su belleza, no nos dejarán de sorprender.
Situada a
medio camino entre Santander y Oviedo –a cien kilómetros de cada una de ellas-
uno puede imaginársela como el centro neurálgico de una comarca propia que se
extendiera desde San Vicente de la Barquera hasta Ribadesella, abrazando
extensiones como los Picos de Europa cántabros, astures y leoneses, y los
enclaves de Cangas de Onís y Covadonga. No crean, los comerciantes que atienden
regularmente los mercados semanales de las poblaciones comprendidas en ese
abrazo, les podrían explicar mejor que yo, la validez de ese concepto. Ellos,
que alzan cada día sus reales en la población que celebra mercado, recorren
dicha comarca sin reparar en las divisiones administrativas. El polígono que
definen San Vicente de la Barquera, Panes, Potes, Posada de Valdeón, Cangas de
Onís, Ribadesella y la misma Llanes, comparten muchas cosas que trascienden la
división administrativa que trazara Javier de Burgos en 1833.
José María
Álvarez Posadas nació en 1911 en Puente San Miguel (Cantabria) donde su padre
ejercía de maestro, pero siempre se consideró llanisco, por su origen familiar
y por su vecindad temprana. Para la poesía, se convirtió en Celso Amieva y para
la sociedad, primero en maestro como su padre, y después en republicano y
comunista, viviendo, aparte de España, en Francia, México y Rusia. Pertenece a
la Generación del 36 y, como algunos de sus miembros, tuvo activa participación
en la contienda. Murió en Moscú en 1988.
Al margen
de Los Cubos de la Memoria, instalación creada por Agustín Ibarrola en la
escollera del puerto de Llanes, no se puede dejar de visitar el casco antiguo
de la ciudad, en el que, a poco que uno mire donde pisa, verá unas pequeñas
losetas de acero, cada diez o doce metros, que llevan soldadas unas palabras que van conformando fragmentos de poemas
que debemos al amor –él así lo declara- que Celso Amieva sintió por su Llanes.
Vean una
muestra en estos endecasílabos:
Te amé, te
amo, te amaré por nunca
siempre
jamás amén, Llanes, Lybunca,
La puebla
de Aguilar o Villasaro
y mi
asperjante amor te lo declaro
con tu
propio pudor y mi descaro.
Mojo en tu
sidra mi devota mano,
persigno
con el índice y el medio
mi faz y
voy a bendecir tu predio
marinero,
rural, fluvial, urbano,
católico,
guasón, astur e indiano.
Mi alma a
las remotas eras vuelta,
corrobora
su esencia primeriza
hoy que en
vuestra compaña profundiza
el gran
misterio de su noche celta.
Canta el
orbayo y canta la neblina
canto al
Cuera y al Pico Turbina,
señor del
trueno y padre de las nieves.
Canto el
maíz, el bable, la sardina
Y la luna
romántica de Tieves.
Recuerden
lo que les decía al comienzo. Si ya conocen Llanes o si la visitan por vez
primera, verán que este poema constituye una cabal descripción del alma de dicha
población y de sus habitantes. La relación entre población y poesía sabiamente
representada.
)
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