viernes, 30 de septiembre de 2016

Píldoras de septiembre



PÍLDORAS
16/09/29

Decenios de vida acomodada a las ubres del partido conducen inexorablemente a perder la percepción de la realidad. La actividad política deviene un “modus vivendi” y los políticos aspiran a perpetuarse en esa ocupación para, al final, alcanzar un puesto en el Senado, en el Euro parlamento, o en el consejo de una gran empresa. Entretanto, la constatación por los más jóvenes de la dificultad de acceder a esos pesebres, hace que se encone la lucha interna. Así tenemos tres estamentos, a saber, los políticos profesionales, los militantes de base, y los ciudadanos que votan.
Ante una situación como la actual, que no es de crisis sino de cambio de paradigma social y económico, las diferencias entre esos tres estamentos se reducen a dos, los de arriba y los de abajo, ya que el número de militantes es, ante la desesperanza, cada vez más reducido. Y la aparición de nuevos partidos en la escena política contribuye a ahondar las diferencias. La limitación en los cargos públicos a dos legislaturas, y la equiparación de los sueldos a los que se perciben en la esfera privada hacen que el ciudadano se replantee sus opciones. Y es falso el argumento de que en esas condiciones sólo se dedicarán a la política los menos preparados; tenemos cientos de ejemplos de políticos tradicionales cuyo desempeño no ha sido el que cabía esperar de su exquisita formación, así como de los que han utilizado el puesto alcanzado en su exclusivo beneficio.
La ciudadanía exige programas claros que sirvan contra los graves desequilibrios que padecemos y ello en condiciones de equidad, igualdad y justicia social. Y de eso, el bipartidismo ni siquiera habla.
Como en cualquier situación, el que no quiere formar parte de la solución, se convierte, inexorablemente, en parte del problema.


PÍLDORAS
16/09/16


Ayer mismo, pudimos conocer que los servicios de inspección de la hacienda de Montoro se habían presentado, con armas y pertrechos, en un par de establecimientos ibicencos, uno de ellos, una conocida discoteca; al parecer ambos son manantiales inagotables de dinero negro. 
                  Sean bienvenidas estas actuaciones que restablecen la justicia para los que pagamos impuestos, sirven de entrenamiento para esos servicios oficiales, y mantienen entretenido al personal. 
                  Pero no nos dejemos engañar. Lo que seguimos esperando del ministro Montoro es que no haga favores -a cuenta nuestra- a sus amigos con otra amnistía fiscal, y sea más incisivo con el bocado que se le escapa de los impuestos que no pagan las grandes empresas, incluidas las multinacionales que operan en nuestro país. Esto no es justo para los verdaderos empresarios, que son los que crean empleo, restablecería la confianza en la política, y contribuiría a la sostenibilidad del sistema.
                  Los fuegos artificiales, para las fiestas patronales.

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