La libertad, o su falta, es uno de los conceptos más manoseados que podamos imaginar. Al mismo tiempo y quizás por eso mismo, podemos añadir que en el nombre de la libertad se han cometido las mayores barbaridades, habiendo sido empleado a conveniencia de cada quien. Todo el mundo tiene su propio concepto de la libertad; contando con su permiso les diré que viene a ser como el culo: todos tenemos uno. Así, la última versión española de la libertad es la elaborada por la señora Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid y afamada experta en estas cuestiones: la libertad consiste, según esta señora, en la ingesta de una o más cañas de cerveza en una terraza.
Lo mejor de esta nueva definición es que nos permite entender rápidamente cómo se reparte geográficamente la libertad y podremos decir que, por ejemplo, en Arabia Saudí no hay libertad; ahí han de tomarse las cervezas en casa, aunque los más afortunados puedan venirse a Marbella, y sustituirlas por whisky. ¿Miramos mal a Arabia Saudí por eso? Noo, quizás porque es una monarquía y alguna relación tendrá con la nuestra, aparte de que consientan alojar al señor Borbón en Abu Dhabi, y les vendamos munición en su lucha contra Yemen, que tampoco tiene libertad. Imagínense ponerse a tomar una caña en la calle, cuando ni en casa se está a salvo de las bombas. En estos países, por no citar más, que seguro que a ustedes se les ocurren por docenas, no hay libertad, eso queda claro. En cambio sí la hay en Rusia, al menos en verano, ya que las terrazas en invierno seguramente las cierran; por eso, actualmente Rusia es un país libre, aunque celebre elecciones amañadas y envíe disidentes a Siberia, como en los tiempos zaristas o en los de Stalin. Lo mismo sucede con Bielorusia, que elimina sin contemplaciones a los opositores al gobierno.
También ha de serlo España, eso se cae por su propio peso. Ahora bien los que no pueden tomarse una caña en una terraza por no disponer de presupuesto, porque apenas les alcanza para comer o porque no pueden pagar el alquiler o la luz, ¿tienen libertad? Sinceramente no lo sé, mis conocimientos no llegan a tanto, habría que, preguntárselo a la señora Ayuso, o mejor preguntárselo a ellos mismos. Pero esto no es fácil, las encuestas del CIS no llegan a tanto – por algo será-,y darles voz a los desfavorecidos suele resultar contraproducente, incluso pudieran llegar a armarla parda; mejor que nos lo explique esa señora.
Entretanto se ha puesto también de moda otro concepto: Espacios de libertad. ¿Serán como la concentración parcelaria, que servía para juntar en una las propiedades repartidas en varias parcelas? De este modo todos los que se consideran libres pueden llevar una vida más o menos similar y tiene la ventaja de que los que están fuera, porque no tienen suficiente nivel no ven cómo viven los pudientes. Sería algo así como esas urbanizaciones de lujo a las afueras de las ciudades, con su vallado, sus casetas con vigilantes y suscritas a Securitas Direct, pero con unos contratos premium, que se dice ahora.
Lo dicho, habrá que preguntarle también a la señora Ayuso, que es la que sabe.
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