martes, 15 de agosto de 2023

Estampas campestres







Aseladas. Eso es, así es como están: aseladas. Si acudimos al diccionario de la RAE encontramos lo siguiente: Dicho de las gallinas o de otros animales: Acomodarse para dormir, normalmente en un lugar alto. No podemos pedir a las vacas que se suban al palo como las gallinas; aquellas prefieren tumbarse, aprovechando el rato para rumiar, después volverán a pacer; no tienen otra cosa que hacer en todo el día y a eso se dedican. Y en mi pueblo el verbo aselar se utiliza también para las vacas y cuando hablamos de las vacas se incluye al toro. En tanto que para referirnos a la Humanidad (femenino) basta que digamos el hombre, aunque ahora se haya puesto de moda decir el hombre y la mujer, o mejor la mujer y el hombre, si no podemos ser tachados de machistas. Normalmente, en el rebaño, se incluye al toro, que tiene su trabajo específico.


Aclarado todo lo anterior, la fotografía que han visto encima de estas líneas, hecha a eso de las diez de la mañana en un día soleado, nos muestra un pequeño rebaño, adecuado, eso sí, al tamaño del prado, como corresponde a un país de minifundio. Las vacas, tranquilas, bien aseladas se dedican a lo suyo.


Continuando en el mismo país minifundista, no es nada raro encontrase parejas de caballos o de burros, como los que se ven en las dos fotos que siguen. Pude ser que en el mismo prado haya otro caballo más u otro burro más. Normalmente estará apartado de la pareja, pero no se me ha ocurrido preguntarle la razón. Y puede haber alguien que al ver a las parejas en esa postura piense que están enfadados, o que cubren mejor la llegada de un enemigo por delante o por detrás. No, no son esos los motivos por los que adoptan esa postura en paralelo, casi tocándose. La razón es otra y muy simple; saben ustedes que todos los animales que viven en el campo defecan allí mismo lo que provoca la llegada de enjambres de moscas que acuden a esos residuos. Pues bien, nuestros cuadrúpedos, colocándose en esa postura, pueden aprovecharse del rabo del otro que en continuo movimiento, espanta las moscas de sus propios cuartos traseros, así como de la cabeza del compañero.


















 

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