Se
han cumplido setenta y cinco años de la muerte de Antonio Machado. Releí
sus Poesías Completas en Inglaterra,
el pasado mes de octubre, en la edición de Austral, de 1973, en un volumen
nuevo por el que pagué 2,99 libras en una tienda de Oxfam.
El
título de estas líneas pertenece a un poema de Gabriel Celaya, quien
literalmente decía que la poesía es un arma cargada de futuro expansivo.
Estos
poemas que ambos escribieron y la situación que atraviesa nuestro país me
llevan a recordarlos a ambos.
Castilla miserable, ayer dominadora, envuelta en sus andrajos desprecia cuanto
ignora…hoy ve a sus pobres hijos huyendo de sus lares…la España de charanga y
pandereta…-Nuestro español bosteza. ¿Es hambre? ¿Sueño? ¿Hastío? Doctor,
¿tendrá el estómago vacío? –El vacío es más bien en la cabeza…Españolito que
vienes al mundo, te guarde Dios. Una de las dos Españas ha de helarte el
corazón…Y cuando llegue el día del último viaje, y esté al partir la nave que
nunca ha de tornar, me encontraréis a bordo ligero de equipaje, casi desnudo,
como los hijos de la mar.
Tanto
por su peripecia personal como por la peripecia colectiva del país que conoció
y le tocó vivir, bien podríamos tomar los fragmentos reproducidos más arriba
–que pertenecen a distintos poemas- como una especie de premonición que nuestro
poeta supo poner en el papel en forma tan acertada.
Pero
también nos habló de otra España que
nace, la España del cincel y de la maza…Una España implacable y redentora,
España que alborea con un hacha en la mano vengadora, España de la rabia y de
la idea.
¿Será,
pues, verdad, lo que nos decía Celaya?
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