Las
ingles, qué son las ingles, su importancia histórica, cómo hay que
tocar las ingles,… más o menos, así continúa el parlamento que
el maestro dirige a los niños en Amanece, que no es poco, gran
película de José Luis Cuerda fallecido la semana pasada.
Ustedes
se preguntarán a qué viene esto si vamos a hablar de vertederos.
Pues bien, aparte de rendirle
un pequeño homenaje a nuestro fallecido director, imaginen:
vertederos, su importancia en la antigüedad, historia de los
vertederos, el porqué de un vertedero, los vertederos y España,…
verter, verter recycling,… ah!, no, no,
esto es un oxímoron –
según el diccionario de la
RAE, oxímoron es la combinación, en una misma estructura
sintáctica, de dos palabras o expresiones de significado opuesto que
originan un nuevo sentido, como en un silencio atronador.
Repetimos,
de significado opuesto.
Pero
ya sabemos que en España dar un toque british
a las cosas, sean éstas lo que sean, es un signo de distinción.
Uno
de los significados de vertedero es el lugar donde se vierten basuras
o escombros, y reciclar – tal es la traducción de recycling-
es someter a un material usado a
un proceso para que se pueda
volver a utilizar. De modo que la relación entre vertedero y
reciclar tendría sentido si lo que se vierte en el vertedero (valga
la redundancia) se sometiera a ese proceso de reciclaje. Pero me temo
que estas dos actividades rara vez se dan juntas. Algunos vertederos
especializados solo admiten ciertos desechos que alimentan la cadena
de reciclaje adjunta; es decir, en estos casos, el vertedero no sería
otra cosa que el almacén de materia prima en cualquier actividad
industrial. Sin embargo,
los vertederos en España, hablando
en plural, son ese agujero
donde arrojar todo lo que no sirva. Como
nos muestran las imágenes de estos mismos días del río Guadarrama
con todo lo que recibe de los lugareños, un río en un Parque
Regional, convertido en una pocilga. Y
llevado al límite, puede uno
pensar en todo lo que la imaginación nos proponga. Por eso, los
malos olores, las chimeneas para dar salida a los gases que se
producen por la descomposición de lo arrojado, los fuegos que, a
veces, se producen, etcétera.
En
España nos encontramos actualmente con que se envía a los
vertederos más del 50% de los residuos, en tanto que la situación
en los países del norte de Europa es diametralmente opuesta, ya que
solo el 1% de los residuos van a los vertederos, dado que todo lo
demás se recicla y se valoriza. Por no pensar mal, podemos pensar
que el hecho de contar con una orografía tan repartida cerca de los
núcleos principales de población facilite
la existencia de vertederos. Si a esto añadimos que la mayor parte
de los mismos son privados - ya hemos visto que la vigilancia de las
autoridades concernidas es bastante deficiente en
estos casos-, es lógico
concluir que los vertederos, independientemente de su “especialidad”,
puedan, en muchos casos, admitir todo tipo de materiales que no
debieran ser vertidos en esos
agujeros negros. Los
intereses económicos privados a veces no concuerdan con los
públicos.
Las
consecuencias de la concatenación de distintos hechos como los
descritos pueden concluir en
tragedias como la producida
actualmente en el término municipal de Zaldibar. Digo término
municipal porque la ubicación de este vertedero
está más cerca de los núcleos urbanos de Ermua (16,000) y Eibar
(28,000).
Habitantes,
estamos hablando de habitantes,
de ciudadanos.
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