sábado, 12 de junio de 2021

Embriones, clonaciones y futuro (1)

 Este artículo se ha publicado en la revista OPMachinery, en su número del mes de mayo.



Estamos habituados a dar por ciertas cosas que no lo son. Las tradiciones, las viejas creencias de siempre están lo suficientemente arraigadas como para que se admitan sin que sea preciso revisarlas ni mucho menos discutirlas. Admitimos como ciertas, verdades “eternas”que no tienen mas allá de unos pocos cientos de años, cuando los procesos científicos ni siquiera eran proyectos. Muchas de estas verdades conformaron en el pasado la base de no pocas religiones. Y claro está, eso no se discute, pertenece al dominio de la religión y algunas de ellas son verdades “reveladas”. Naturalmente despreciamos las de otras creencias para reafirmarnos en las nuestras, las únicas verdaderas, ya que nos han sido reveladas por Dios, el creador de todas las cosas.


Como es sabido, dos de los teólogos más importantes del cristianismo, San Agustín (354- 430 ) y Santo Tomás de Aquino (1225-1274), defendieron en sus escritos que el embrión humano no poseía alma en tanto no tuviera forma humana. Y no fue hasta 1869 bajo el papado de Pío IX (1846- 1878) cuando se decretó que los embriones poseían alma desde el momento de su creación. La decisión fue tomada después de examinar un embrión con un rudimentario microscopio de la época y poder ver que había personas diminutas dentro. Tal cual. De modo que el asunto quedó muy claro, la autoridad del Papa refrendó la interpretación de lo que aparecía a través del microscopio. No quedaba lugar para la duda y no había otra opción que condenar el aborto: la vida de la madre y la del feto son igualmente valiosas y sagradas, y en consecuencia, no se debe ir contra ninguna de las dos vidas. Esta postura es hoy en día la postura oficial de la Iglesia, es decir, lo que va a misa. Y asunto concluido.


¿Recuerdan ustedes a la oveja Dolly? Seguro que sí, pero quizás no sepan que su nombre provenía de una cantante de folk americana que tenía un buen par de tetas. Como Dolly se creó a partir de una célula de la glándula mamaria de otra hembra, a sus creadores se les ocurrió ese nombre como homenaje a los hermosos atributos de aquella cantante que aún vive.


El proceso de creación de la oveja Dolly se produjo en 1996, en Escocia, y murió en 2003. Fue sacrificada porque presentaba un proceso degenerativo que la llevaría a una muerte segura, pero los científicos determinaron que ese proceso es bastante frecuente entre la población de esa raza ovina y no se pudo certificar que su fatal enfermedad prematura tuviera que ver con el hecho de que había sido clonada. Por el contrario había alcanzado la media de edad si se tenía en cuenta la edad del animal del que procedía su célula. Tuvo tres partos, con uno, dos y tres corderitos cada vez.


Por otro lado, la creación de carne a partir de células madre extraídas de músculos de animales domésticos, vaca, pollo, cerdo, hace años que se ha demostrado posible; el consumo humano de proteínas provenientes de esa carne podría ser un método rápido para aliviar el hambre en el mundo, disminuyendo de paso la cría intensiva de esos animales, con su correspondiente efecto contaminante y su posterior sacrificio, las más de las veces, en condiciones poco edificantes por decirlo de una manera suave. De modo que el proceso a la vida mediante la clonación de células tiene ya unos años de experiencia, y no se puede descartar que haya habido otros casos de clonación y el procedimiento se encuentre más desarrollado. Pero las consideraciones éticas han dejado estos estudios en punto muerto, como se verá más abajo.


Hace muy pocos días en la revista Nature, donde se publican los avances científicos, se dio la noticia de que unos investigadores de universidades americanas (Texas) y australianas (Monash) han creado estructuras similares a los blastocistos humanos a partir de cultivos celulares. Los blastocistos son embriones en un estado de desarrollo avanzado, unos días después de la fecundación del óvulo. Para entenderlo más fácilmente, los blastocistos son los embriones que se utilizan en la fecundación in vitro.


Pero de esto hablaremos el próximo día.










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