No se trata de criticar por criticar. En estas mismas líneas he dejado constancia de mi admiración por quien es capaz de escribir un artículo semanal, amén de una extensa producción literaria en un sinnúmero de novelas escritas y publicadas con gran éxito. Sí, estamos hablando de Arturo Pérez-Reverte, que es además miembro de número de la Real Academia de la Lengua, cuyo diccionario debo consultar yo media docena de veces para escribir, lo mejor que puedo, un articulillo como este de hoy.
Vocento es el mayor grupo editorial español en el campo de la prensa escrita, con 13 periódicos entre los que destaca ABC, el tradicional diario monárquico y católico, instigador en el golpe de estado de 1936, y en radio tienen una colaboración con la emisora Cope, ya saben, la de los obispos; de modo que no es preciso explicar su tendencia editorial. Cada domingo esos periódicos entregan a sus lectores la revista XLSemanal, donde encontrarán la firma de Arturo Pérez-Reverte.
Según parece, en la pasada Semana Santa la televisión catalana TV3 emitió un programa a cuenta de la Virgen del Rocío. Por cierto, esa fundación que se llama Abogados Cristianos, que habría que analizar qué tienen de verdaderos cristianos, ya ha presentado la correspondiente demanda ante la ley.
Pero volvamos a nuestro escritor. En su artículo del 21 al 27 de mayo, titulado “Humoristas, vírgenes y madres”, despotrica contra los primeros y pasa sobre las segundas para llegar a las terceras, donde argumenta que en todas las religiones antiguas, empezando por la egipcia y las del libro, existe el culto a la madre de la divinidad. Y nos dice que “más que por razones piadosas” es por esa maternidad por lo que las vírgenes se merecen y tienen el respeto de los hombres. Cita a las prostitutas de Cartagena, su patria chica, que en la Guerra Incivil impidieron el paso de los milicianos salvando así a la Virgen de la Caridad de Cartagena; debemos admitir, a la imagen, no a otra cosa. Seguramente, él entenderá cómo una prostituta puede seguir creyendo en virgen alguna; también hubo muchos sacerdotes que emplearon diestramente la pistola y el fusil contra los defensores de la República, pero a esos nunca se les cita; será que no vienen a cuento. En tanto que el conocido Enrique Jardiel Poncela escribió una novela titulada “Pero ¿hubo alguna vez 11.000 vírgenes?”, hará ya más de sesenta años, Pérez-Reverte nos dice que las vírgenes religiosas representan a las madres verdaderas para los hombres y las mujeres en la Semana Santa y otras parafernalias.
Por si acaso, he preguntado a varias personas, hombres y mujeres, si sienten también esa relación y el resultado ha sido unánimemente negativo. Yo añadiría que el amor que tuve por mi madre era muy parecido al que sentía por una tía, viuda de mi tío Domingo, fusilado por los “nacionales” y que pasaba largas temporadas en casa, y que por las otras tías sentía también algo especial, pero nunca jamás he sentido nada por una estatua o un lienzo de alguien que dicen que tuvo un hijo sin concebirlo y sin parirlo; a estos efectos siempre me he preguntado cómo puede ser posible que un ginecólogo, por ejemplo, crea en cosas así, pero haberlos, haylos, que diría Feijóo.
La gente, que es muy rara.
Apreciado Jose Mari,trabaje más de 40 años de ginecólogo y te digo que la profesión no aumenta la capacidad intelectual.Sigue escribiendo.Un abrazo
ResponderEliminarPor supuesto, seguiré mientras pueda.
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