Nunca hubiera creído que una
persona como Zelenski se presentara lamentablemente vestido a una entrevista
con el presidente de la mayor potencia del mundo, con esos ropajes como los que
habitualmente usa. Bien pudiera haberse llevado para la ocasión un hijito o
nieto o sobrino que amenizara la reunión e incluso hiciera unas bromas con el gran
personaje de pelo panoja; o incluso bromeando con una aserradora eléctrica – y
si me apuran, electrónica – que ya parece de uso habitual en esa estancia tan
elegante.
Pero bueno, las cosas son así,
y las clases medias y trabajadoras de ese país tan desarrollado en el que caer
enfermo y precisar un hospital, y no digamos un cirujano, implica entrar en la
miseria; donde los estudiantes sin medios han de financiar sus estudios
superiores con préstamos bancarios que tendrán que empezar a devolver cuando comiencen
a trabajar; donde los tres mayores multimillonarios cuya riqueza combinada de 903.000
millones de dólares es superior a la de la mitad inferior de la sociedad
estadounidense: 170 millones de personas.
No es de extrañar que, desde
que Trump fue elegido, su riqueza se haya disparado. Elon Musk se ha hecho con
138 000 millones de dólares más, Zuckerberg con 49 000 millones y Bezos con 28
000 millones, desde el día de las elecciones.
Mientras tanto, mientras los
muy ricos se hacen mucho más ricos, el 60 % de los estadounidenses viven al
día, 85 millones no tienen seguro o tienen un seguro insuficiente, el 25 % de
las personas mayores intentan sobrevivir con 15.000 dólares o menos, 800.000 no
tienen hogar y USA tiene la tasa de pobreza infantil más alta de casi cualquier
país importante del mundo. Y los salarios reales ajustados a la inflación para
el trabajador estadounidense medio llevan estancados 50 años.
A esos oligarcas les importan
un bledo estos datos que conocen muy bien, y en Estados Unidos pronto irán a
por los programas de salud, nutrición, vivienda y educación que protegen a las
personas más vulnerables, todo para que el Congreso pueda proporcionarles
enormes exenciones fiscales a ellos y a sus compañeros multimillonarios. Como
reyes de la era moderna, que creen que tienen el derecho absoluto de gobernar,
sacrificarán, sin dudarlo, el bienestar de los trabajadores y clases medias para
proteger sus privilegios.
Además, utilizarán las enormes
operaciones mediáticas que poseen para desviar la atención del impacto de sus
políticas mientras entretienen a todo el mundo, incluidos nosotros mismos. Musk
es propietario de Twitter, X. Zuckerberg es propietario de Meta, que incluye
Facebook e Instagram, y Bezos es propietario del Washington Post. Además, ellos
y sus compañeros oligarcas seguirán gastando enormes cantidades de dinero para
comprar políticos en los dos principales partidos políticos.
El presidente americano es
también titular de una gran riqueza, aunque no llegue al nivel de esos tres
subordinados suyos. ¿Alguien puede pensar que esa conjunción de
multimillonarios tenga algo que ver con los trescientos y pico millones de
ciudadanos norteamericanos? ¿Ha visto alguien una separación tan inmensa entre
los que mandan y los que los sufren?
Mañana, día 8 de marzo se
celebra en el mundo civilizado el día de la Mujer, es decir, de algo más del
50% de la población. Y estos datos que acabamos de leer – tomados de Bernie
Sanders, senador por el Estado de Vermont, que tiene las ideas tan claras – es
de esperar que se verán también en pancartas y se escuchen en las proclamas en
los cientos y cientos de manifestaciones por doquier.
Porque el feminismo y la
democracia son conceptos que no se entienden separados.
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