lunes, 21 de abril de 2025

Ha muerto un hombre

 



Ha muerto un hombre y a pesar de los miles que mueren cada día incluyendo a los caen en Gaza, en Ucrania o en los conflictos que hemos creado, la muerte de un hombre, como la de una mujer, siempre cuenta. Pero esta muerte cuenta especialmente y ello por diferentes motivos. 

Principalmente porque era un hombre bueno. Esa virtud se apreciaba con solo mirarlo, y, aunque parezca mentira, eran individuos de su misma condición quienes decían rezar para que muriera y así dejara de sufrir en este valle de lágrimas. Increíble, verdad? 

O lo tachaban de comunista solamente porque tenía una idea distinta de la religión que procesaba. Así es esa clase de individuos.

Este fallecimiento no puede ser tomado como uno más. Francisco, así se llamaba, ha sido una persona que transmitía una bondad especial. Y hasta el final se le vio está condición suya.  Ayer mismo recibió en su despacho (llamémosle así) al segundo del gobierno americano que es católico reciente, dice él, y tras la entrevista, hizo su consabido discurso sobre la guerra, los necesitados y los inmigrantes. Qué habrá pensado el entrevistador en cuestión, lo habrá entendido? Él que desde su reciente gobierno está haciendo justamente lo contrario.

En fin, nuestro hombre acaba de morir y ha dejado de sufrir. El creía en otra vida después de ésta. Yo que no creo en eso, sé, al menos, que ya ha descansado y quedará en nuestra memoria como lo que fue, un buen hombre.

sábado, 19 de abril de 2025

¿En qué momento se jodió Marito?

 

Vuelvo a publicar el texto siguiente del mes de enero de 2024, por el fallecimiento del gran novelista Mario Vargas Llosa, Marito para sus íntimos, por considerarlo de actualidad. También está de actualidad Humala, cuya candidatura apoyó aunque sin éxito y aparece en estas líneas.



¿En qué momento se jodió el Perú?

 Artículo publicado en la revista OP Machinery en su número 103 correspondiente al mes de enero de 2024.




 “¿En qué momento se jodió el Perú?” es una frase, o mejor, un sentimiento de dolor por el pasado y la situación social del Perú que se repite en la famosa novela “Conversación en La Catedral”, escrita por Mario Vargas Llosa, y que fue una de las principales obras de aquella ola literaria que se dio en llamar el Boom sudamericano. Ese boom aportó una nueva visión de la narrativa quedando para mí “Cien años de soledad”, de Gabriel García Márquez, “Rayuela” de Julio Cortázar y la citada Conversación en La Catedral como las obras más relevantes de ese período. Y por ese orden.


La Catedral era un bar o tasca, donde se juntaban unos amigos. Y como queda dicho la preocupación por su país les llevó a la consabida pregunta. Ya que el Perú era, para un escritor italiano del siglo XIX, como un mendigo sentado en un banco de oro. Cosa que podríamos aplicar a cualquier otro país de las Américas, y no solo, porque los países son ricos, tengan minas o no, en tanto que los pobres son sus habitantes: la eterna cuestión del perverso reparto de la riqueza que tantas guerras, revoluciones y miseria añadida han aportado por doquier, y que permanece irresoluble. No obstante, no trataba solamente temas sociales derivados de la dictadura derechista de Odría contra la cual estaba nuestro escritor, sino también múltiples asuntos con variados personajes dando paso a lo que Vargas Llosa quería crear: la novela total. Y vaya si lo consiguió, si bien la novela es muy larga y difícil de seguir, en la línea de lo que García Márquez había logrado en Cien años de soledad, con una saga familiar y todos sus avatares, obra que le dio el premio Nobel en 1973.


Mario Vargas Llosa es un gran escritor y muy prolijo, y toda su obra literaria es notable. Recuerdo haber leído La ciudad y los perros, La casa verde, Pantaleón y las visitadoras, Lituma en los Andes, y más tarde La guerra del fin del mundo y La fiesta del chivo. Le concedieron el Premio Nobel de Literatura en 1982, amén de otros muchos premios por doquier. En 1994 fue nombrado miembro de la Academia Española y ganó el premio Cervantes; asimismo fue nombrado académico de número en la Academia Francesa en 2021, aunque con la oposición de varios intelectuales franceses que le acusaron de ser “un ultra de extrema derecha que ensucia la institución”, entre otros motivos por el apoyo que Vargas había dado al candidato ultraderechista a la presidencia de Chile, así como a su personal implicación en los Pandora Papers para evadir impuestos.


En este campo de la política, tras haber simpatizado con el comunismo en su juventudderivó al liberalismo en los años 80. Se presentó candidato a la presidencia del Perú en 1990 en una coalición de centro-derecha, perdiendo en la segunda vuelta ante Fujimori, que alcanzó finalmente la presidencia. Poco después fijó su residencia en Madrid, dado que Fujimori amenazó con quitarle la nacionalidad peruana, y en 2011 nuestro Juan Carlos, el Emérito, le nombró primer marqués de Vargas Llosa. Por esas fechas apoyó a Ollanta Humala para evitar que Keiko Fujimori, hija de su anterior rival, consiguiera la victoria. En 2017 apoyó a Sociedad Civil Catalana en contra del referéndum por la independencia de Cataluña, y ya en el 2021 apoyó la candidatura de Keiko Fujimori en Perú para que no gobernara Pedro Castillo. Por fin, en septiembre de 2021 en un acto del Partido Popular dijo que lo importante de unas elecciones no es que haya libertad en esas elecciones, sino votar bien. Es decir, la libertad no es necesaria, seguramente está de más y lo que de verdad importa es que se vote bien, o sea lo que nosotros queremos. ¿Qué les parece? Ya, ya sé, la sinceridad ante todo.


Pero no ha sido solo en política donde este gran novelista ha tenido esa evolución de que hablábamos antes. En el plano personal, en sus relaciones personales, también se puede apreciar un curioso desarrollo. Se casó a los 19 años con Julia Urquidi, de 30, divorciada y hermana de su tía política por parte de madre, y se divorció 9 años después para casarse con su prima hermana y sobrina de su primera mujer, Patricia Llosa Urquidi, de la cual tuvo sus tres hijos, y de la que se divorció en 2015 para hacer oficial su relación con Isabel Presley. Es decir que de las esposas en el estrecho entorno familiar ha dado el paso al ancho mundo de las revistas del corazón. Finalmente, ha sido este pasado mes de diciembre cuando en compañía del ex presidente Rajoy viajó a Argentina para dar apoyo a la candidatura electoral de Milei, que dicho sea de paso, no tiene el perfil que él hubiera preferido, pero...


Volvamos al principio: ¿En qué momento se jodió Marito?


jueves, 10 de abril de 2025

Cinco alarmas





Múltiples y variados son los apelativos que han tratado de definir

al actual presidente de los Estados Unidos de Norteamérica en virtud 

de sus actos y sus dichos. El último, por el momento, es que sus

colegas "nos están llamando para besarme el culo". Lo dejo para

que lo bauticen ustedes, yo no quiero ariesgarme.

En cualquier caso, lo sucedido en los últimos días ha sido tanto 

y tan variado que solo lo que pueda añadir en adelante podrá darnos 

una pista, a menos que los grandes magnates del capital yanqui que  

deben estar ya hartos del pelo panoja; ya saben, con el dinero no se 

juega. 

En consecuencia, reproduzco a continuación un artículo de hechura

española que jugó un papel importante en el anterior mandato y que 

se ha disparado con esta actualidad. Lean los cinco apartados de este 

"manifiesto" económico y pregúntese después por qué no lo 

han seguido quienes podían hacerlo y se han plegado a las contra 

ideas de ese individuo.




El pasado fin de semana, el Financial Times publicó un artículo sobre los trabajos académicos citados en el informe que la administración Trump utilizó para justificar su agresiva política arancelaria. Entre esos trabajos se encuentra el de Pau Pujolas y Jack Rossbach, que el propio Pau nos explicó en este blog en enero pasado. Hoy publicamos una nueva entrada de Pau sobre el tema, que, dejando a un lado la polémica sobre el diseño de los nuevos aranceles (o su no diseño), resume bien los efectos que una guerra comercial tendrá tanto en los consumidores como en la economía global. Gracias Pau por seguir ilustrando sobre el tema en NeG.

Por Pau S. Pujolas

 

Cuando terminé mi doctorado en la UAB en 2013, la literatura en comercio internacional se preguntaba cosas como cuán grandes eran los beneficios de estar comerciando (yo contribuí con un par de artículos, uno generalizando preferencias, y otro introduciendo dinámica de capital). Si les suena aburrido es porque seguramente lo sea.

Hablar de las ganancias en bienestar generadas por el comercio internacional cuando Barack Obama estaba al timón de los Estados UnidosChina se beneficiaba de haber entrado en la Organización Mundial del Comercio, y la Unión Europea se iba expandiendo es un poco como hablar del sexo de los ángeles. Nos interesa a los cuatro frikis que nos dedicamos a ello, pero no es un tema para contarle a mi tía cuando me invita a comer por Navidades.

Pero el mundo ha cambiado en estos doce años.

Ya en 2018 le empezamos a ver los dientes al lobo, con guerritas comerciales de Trump contra Canadá (que duro poco más de un año) y contra China (que siguió con Joe Biden, por alguna razón).

Y es que, en pleno 2025, los aranceles y las guerras comerciales se han vuelto a poner de moda. De no hablar casi nunca con los medios de comunicación, a acabar de dar mi entrevista número 41 en menos de dos meses. (Obviamente) ni radios ni teles ni periódicos me preguntan sobre mi investigación; lo que la gente quiere saber es…

¿Cómo funciona esto de los aranceles?

Un arancel es básicamente un impuesto a un bien producido fuera del país. Como cualquier impuesto, hace que el precio que paga el comprador sea más alto que el precio que recibe el productor, y la diferencia se la queda el gobierno del país que pone el arancel. También como cualquier impuesto, reduce la cantidad que se comercia. Primera alarma: la reducción en la cantidad comerciada crea una pérdida neta de ingresos (deadweight loss, en inglés); hay que ir muy en cuidado con imponer aranceles.

Con el arancel, de un lado, los consumidores (locales) pierden: compran menos y más caro. De otro lado, los productores (extranjeros) también pierden: venden menos y más barato. Pero el gobierno gana: se queda con unos ingresos que no tenía.

Si decidimos que nos dan igual los productores extranjeros (porque son extranjeros), se da una situación interesante. Al pasar de no tener arancel a tener uno pequeño (pero positivo), los ingresos del gobierno suben más que las pérdidas de los consumidores locales. Si estos ingresos se gastan bien — devolviéndoselos a los consumidores en forma de rebaja fiscal — el país que pone aranceles ganará con ellos. Por esta razón, poner aranceles es muy tentador. Segunda alarma: si el gobierno no se gasta bien los ingresos derivados de los aranceles (por ejemplo, con corrupción, o creando vías de tren aeropuertos innecesarios) un arancel solamente genera pérdidas.

La ganancia con el arancel aparece porque el productor reduce su precio de venta. Al hacerlo, un arancel se convierte en una transferencia de ingresos de un productor externo a un gobierno local. Tercera alarma: para que el productor extranjero tenga que reducir su precio, necesitamos que nuestro país sea suficientemente grande. Si no lo es, poner aranceles solamente genera costes.

Hay más. Algunos productores (locales) ganan, puesto que pueden vender lo mismo a un precio más alto, e incluso venden un poco más. Este efecto es el que ustedes oirán en las radios y teles, donde saldrán políticos, lideres sindicales y lideres empresariales en tromba para convencerles de que poner aranceles y comprar local “ayuda” al país.

No se dejen engañar. Si comprar productos locales fuera una buena idea, ya los compraría usted sin necesidad de aranceles ni de propaganda. Si su compra de productos locales se debe a los aranceles y la propaganda, está siendo víctima de una política económica que le empobrece. Cuarta alarma: Los aranceles le impiden a usted, consumidor, comprar lo que desearía a precios razonables, haciéndole prisionero de productos (locales) caros y de baja calidad.

Fíjese que, si decidimos jugar al juego del arancel, el único beneficio que podemos conseguir es la transferencia de ingresos de productores vecinos a las arcas de nuestro gobierno. Si a nosotros nos parece bien jugar, es razonable pensar que los vecinos querrán jugar también al juego del arancel. Si ellos lo hacen, transferirán recursos de nuestros productores a las arcas de sus gobiernos. Así que, termino con mi quinta alarma: la ganancia de un arancel viene solamente a costa de empobrecer el vecino; si el vecino hace lo de ojo por ojo, (casi siempreacabamos todos ciegos.

 

 

 

Bien, ya saben ustedes en que se ha fijado Trump, o sus asesores, para llevar a cabo su nueva política arancelaria que tanta guerra nos está dando. Y todo gracias a Pau S. Pujolas, economista catalán que se doctoró en 2013 por la UAB de Barcelona y desde hace años es Associated Professor  en McMaster University de Ontario, Canadá. Escribe en el blog “Nada es Gratis” que he copiado literalmente con enorme satisfacción para que ustedes puedan leerlo y

aprendamos que un economista español es hoy una personalidad destacada en el tema que trae de cabeza a todo el mundo. Lamentablemente, un individuo que no ha entendido lo que leyó en su día tenga el poder suficiente para llevarnos a esa situación. Y tenemos que preguntarnos cómo es posible que en un país donde hay tantos expertos en todas las cuestiones y a todos los niveles, pueda darse una transferencia de poder como la que se ha dado en los Estados Unidos de Norteamérica.


 

 

 

 


miércoles, 2 de abril de 2025

Si vis pacem (2)

El presidente norteamericano – disculpen los mexicanos, que siempre añaden con toda la razón, que ellos también son norteamericanos, y como mínimo mesoamericanos – se ha convertido en el personaje de la temporada. Unos dicen que está chalado, otros que es un ignorante, otros que lo único que busca es más dinero del que tiene, etc., etc. Es muy posible que todos tengan algo de razón, pero yo añadiría que tiene una personalidad en la que todo se mezcla, incluida una buena dosis del deseo de hacer de su país una finca propia donde sea él quien mande, al estilo de los antiguos monarcas que no se preocupaban demasiado de mejorar su país sino de hacerlo más grande y más temido por los demás.

 

Porque de lo contrario cómo nos explicaríamos su enfrentamiento con Canadá. Su deseo de hacerse con Groenlandia para después hacer lo mismo con el Polo Norte, solo se explica si previamente se hace con Canadá. De este modo tendría expedito el camino para que sus tropas ocuparan Groenlandia. Lo que pueda hacer Dinamarca no lo considera un obstáculo.

 

Entretanto sigue haciendo de las suyas. Por ejemplo, ha expulsado del eden a un científico francés que ha vuelto a su país ante los ojos de toda Europa que se cuestiona cómo conseguir que todos los científicos europeos vuelvan a sus países para que sus investigaciones queden a este lado del Atlántico; también ha expulsado a una doctoranda turca manifestante por la libertad. Eso sí, detenida, encapuchada y subida a un avión de urgencia para que no perturbe el prístino ambiente norteamericano.

 

Hoy nos anunciará formalmente el alza arancelaria, esa medida que perjudica nuestras exportaciones y hará subir los precios en el mercado de su país. Se verá quien meterá la marcha atrás. Nuestro gobierno europeo se ha apresurado a elaborar un kit de supervivencia. Seguramente hubiera sido más práctico llegar a acuerdos bilaterales con Japón y China, e incluso con Rusia en el caso de que pare esa guerra absurda con Ucrania. Es de suponer que la política criminal sionista seguirá en sus trece apoyada por los que siempre la apoyan.