Ha muerto un hombre y a pesar de los miles que mueren cada día incluyendo a los caen en Gaza, en Ucrania o en los conflictos que hemos creado, la muerte de un hombre, como la de una mujer, siempre cuenta. Pero esta muerte cuenta especialmente y ello por diferentes motivos.
Principalmente porque era un hombre bueno. Esa virtud se apreciaba con solo mirarlo, y, aunque parezca mentira, eran individuos de su misma condición quienes decían rezar para que muriera y así dejara de sufrir en este valle de lágrimas. Increíble, verdad?
O lo tachaban de comunista solamente porque tenía una idea distinta de la religión que procesaba. Así es esa clase de individuos.
Este fallecimiento no puede ser tomado como uno más. Francisco, así se llamaba, ha sido una persona que transmitía una bondad especial. Y hasta el final se le vio está condición suya. Ayer mismo recibió en su despacho (llamémosle así) al segundo del gobierno americano que es católico reciente, dice él, y tras la entrevista, hizo su consabido discurso sobre la guerra, los necesitados y los inmigrantes. Qué habrá pensado el entrevistador en cuestión, lo habrá entendido? Él que desde su reciente gobierno está haciendo justamente lo contrario.
En fin, nuestro hombre acaba de morir y ha dejado de sufrir. El creía en otra vida después de ésta. Yo que no creo en eso, sé, al menos, que ya ha descansado y quedará en nuestra memoria como lo que fue, un buen hombre.
Muy oportuno bueno y medido,no panegirico vacio.
ResponderEliminarGracias por tus palabras, Anónimo.
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