Así es,
mientras otros bípedos pululan por el mundo y algunos han logrado acceder a lo
más alto en sus respectivos países, arrastrando tras de sí hasta mayorías
sociales en un par de países americanos, y que en otros muchos lugares amenazan
con acceder al poder, mientras esto ocurre, digo, ha muerto otro hombre. Otro
hombre bueno, aunque habrá quien diga que estuvo en la guerrilla y accedió a la
violencia, lo cual es cierto, pero no debemos olvidar que pagó esa violencia con
12 años de cárcel. Y lo más importante, es que aprovechó esa estancia pavra
reflexionar y acceder a un estado de conciencia que maravilló a todo el que le
escuchó, no dejando un ápice de diferencia entre lo que pensaba y manifestaba
con una forma de vida totalmente consecuente con sus ideas a partir de ese
momento.
Con Mujica y
Bergoglio se han ido en un escaso período de tiempo dos hombres cuya vida nos
ha dejado huella, como nos la dejó Mandela. Sin afán de comparación alguna, si
quiero hacer una pequeña reflexión. Bergoglio pertenecía a una entidad ya
milenaria con unos principios que él aceptaba y a los que, por supuesto, no
renunció. Pepe Mujica no tenía otra referencia que el hombre, el ser humano, si
quieren, poniendo en un mismo plano esa humanidad con las personas más
próximas. Y esa humanidad era por la que luchaba, sabiendo que el último
instante de la vida de cada uno no es otra cosa que eso, el último momento. Y
ahí acaba todo lo personal. Solo queda para nosotros el recuerdo y esa forma de
expresarse tan propia y tan acertada. Que la tierra le sea leve.
Coincidiendo totalmente con el artículo quiero hacer una observación.La muerte es algo personal,pero allí no acaba todo,solovos.Queda tus ideas,propuestas, ejemplo etc,y eso en este caso es enorme la tarea que propone Pepe para los que nos siguen.
ResponderEliminarRespeto tu opinión, Anónimo. y gracias por tu comentario.
Eliminar