Pues sí, podemos estar completamente seguros, esos también
van a morir, la decisión está tomada y los que han de ejecutar la sentencia no
tienen dudas, están plenamente convencidos y, si alguno vacilara en su último
momento, su jefe inmediato no le permitiría duda alguna, la mayoría de las
veces porque los actos necesarios están programados y no hay vuelta atrás; si
se tratara de un encuentro individual cara a cara, porque hay que proteger la
propia vida, todo puede ocurrir; el lanzamiento de las bombas desde los aviones
o los disparos desde el carro no están sujetos a discusión; y finalmente si son
niños con sus madres casi se les está haciendo un favor: van a morir, y cuanto
antes mejor.
Vamos por encima de los sesenta y pico mil muertos. De los
heridos ni se sabe. Ahora nos dicen que quince mil niños están condenados a
muerte dadas sus condiciones de vida. El país está destrozado, es ya
inhabitable, los que pudieron salir huyendo ya lo han hecho. Para qué esperar,
sinceramente es mejor que se mueran, ¿dónde van a vivir? No quedan casas, nadie
les va a recibir en terceros países, su propia situación anímica estará por los
suelos, es mejor que se mueran, seguro. ¿Hasta cuándo vamos a seguir castigados
con esas imágenes que nos ponen en la tele? Debieran tener en cuenta que los
telediarios coinciden con las horas de comer y de cenar, y no es agradable ver
lo que nos obligan a ver. Por no hablar de lo del concurso de la canción.
¡Coño! Lo que queremos es escuchar esas magníficas canciones, ver esas
coreografías tan preciosas y no esos niños muertos que no conocemos. Es como
para quejarse a TVE.
Por favor, queda ya poca gente por morir, dejen en paz a
los judíos que acaben ese trabajo, que bastante tuvieron que aguantar ellos en
su día.
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