Las
reticencias alemanas a una integración fiscal y bancaria en Europa tienen su
fundamento en que ellos piensan que una ayuda a los países del sur –léase,
España y los demás- redundará en un coste económico para la economía teutona;
piensan que, si pierden su independencia dentro de Europa, les irá peor.
La
actual postura catalana tiene su base en la idea de que con la independencia
todo lo que recauden será para ellos, sin entregar nada al estado español para
ese fondo de compensación interterritorial del que se benefician tantos
charnegos; es decir, con la independencia de España les irá mejor.
No
deja de ser curioso que la misma razón sirva para fines opuestos.
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