lunes, 12 de noviembre de 2012

Desahucios






En los momentos en que estoy escribiendo estas líneas, se están reuniendo políticos y especialistas de los dos partidos mayoritarios, el que gobierna y el que gobernó, para encontrar una solución al problema de los desahucios. La desgraciada muerte de Amaia Egaña sucedió el viernes y ha habido alguna entidad que tuvo tiempo el mismo viernes para anunciar que paralizaba las operaciones de desahucio que tuviera en marcha; los políticos, no, sólo pudieron juntarse dos personas y acordar la reunión de hoy en busca de una solución. Algunos bancos han sido más rápidos que esos partidos en tratar de lavar su imagen, ¿Cuándo aprenderán éstos?
De los denostados colectivos del 15-M surgieron organizaciones ciudadanas como Stop Desahucios que han luchado denodadamente por las personas que estaban a punto de perder su hogar, enfrentándose incluso a las fuerzas policiales. ¿Por qué será que estas fuerzas se han producido con tanta contundencia como hemos podido ver repetidamente en la televisión, mientras no han sido capaces de desalojar a okupas de otros lugares? ¿Tal era la presión bancaria que soportaban?
Ha tenido que haber suicidios para que tomemos conciencia del problema. Que una persona como Amaia Egaña, que ha sido concejal ella misma, que lo ha sido su marido, que trabajaban ambos, que tenía, por tanto, un amplio abanico de relaciones sociales, familiares aparte, para tratar de solucionar su problema, haya decidido en última instancia pagar con su vida, nos debe mover a reflexión. La cuesta abajo por la que cae sin remisión esta sociedad nos está llevando a un mundo que no imaginábamos que pudiera volver. Un mundo en el que mientras Amaia caía al vacio podíamos ver el anuncio de venta del piso que era su hogar.
Pasado mañana hay una jornada de huelga convocada por los sindicatos de clase –no por los nacionalistas, claro- que se convoca igualmente en varios países europeos. Quizás para entonces los que se reúnen hoy hayan encontrado alguna solución para los desahucios, no estoy seguro. Pero de lo que sí estoy es de que en los mítines de campaña de estos días, más de uno tendrá la desfachatez de hablar de este asunto como si nada hubiera pasado.
Manifestemos nuestra disconformidad acudiendo a los actos del miércoles.

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