viernes, 10 de abril de 2015

Rule Britannia! (2)




Este artículo ha aparecido en el número de marzo de 2015 de la revista OP Machinery, y es continuación del que está publicado en este blog el 19 de diciembre de 2013. La trilogía se cierra con el que la citada revista publique en este mes de abril.






RULE BRITANNIA! (2)



Es muy posible que las ardillas que ahora veo sean las mismas de la otra vez, correteando alegres por el borde del murete y trepando ágiles a los árboles. Pero no vamos a hablar de ardillas inglesas, quiero llevarles a dar una pequeña vuelta por el centro de esta ciudad, y espero que acabemos con un mejor conocimiento de la misma, de la sociedad inglesa en su conjunto, y de paso de la nuestra, que nos interesa más.
En el mismo centro se alza maciza la iglesia de la Virgen María, levantada en el año de 979. Ignoro cuántas remodelaciones habrá sufrido, pero destacaría su torre de aspecto militar y el entramado de madera que soporta sus tres naves. Todo el conjunto en un estilo claramente gótico. En el atrio hay unos estantes con publicaciones diversas y uno puede conseguir The Door, el boletín mensual de la diócesis, marzo de 2015. La iglesia que identifico como la principal de Reading –sí, ésta es la ciudad de la que hablamos- pertenece a la diócesis de Oxford, que apacienta las almas de los habitantes de los condados de Berkshire, Buckinghamshire y Oxfordshire, y es de obediencia anglicana. Señalo estos datos porque esos tres condados reúnen una población  en torno a los dos millones y medio,  y bien  pueden considerarse el centro de Inglaterra y el camino desde Londres hacia el oeste y el norte.
Pues bien, en ese boletín podemos conocer que el presupuesto anual de dicha diócesis se eleva a la cifra de 23,6 millones de libras. Las 815 parroquias contribuyen con el 82% de los ingresos de la diócesis, en tanto solo responden del 64% de sus gastos. La explicación de la parte financiera se lleva 4 páginas y el resto, hasta 20, trata de muy variados asuntos. En esas páginas uno puede conocer al detalle muchos de los aspectos del funcionamiento de la diócesis, qué problemas enfrenta o qué proyectos la ilusionan. ¿Y quién proporciona las explicaciones financieras? Pues  Alison Jestico, Directora de Finanzas de la diócesis, que cumplirá en mayo su primer año en ejercicio,  y  que ocupó en los doce últimos años el mismo cargo en Oxfam. Sepan ustedes que Oxfam se fundó en Oxford y es uno de los mayores empleadores en Inglaterra. Pero esta señora rinde cuentas ante John Tattersall, presidente del Consejo Diocesano de Finanzas, en el cargo desde enero de 2014 y proveniente de PricewaterhouseCoopers, donde fue socio hasta su jubilación en 2009. Es decir, todo un ejemplo de profesionalidad y transparencia. Llegados  a este punto, y para no aburrirles, quiero hacerles una pregunta: ¿recuerdan al cura ecónomo de la archidiócesis de Valladolid, que invertía los cuantiosos recursos de la iglesia en cierto chiringuito financiero? No hace falta que me contesten, gracias. Tampoco es preciso que hagamos comparaciones, es señal de poca educación.
Frente a la iglesia, cruzando la calle, se encuentra el mercado; o más bien, lo que queda del mercado. Lo que ahora pueden ustedes encontrar es una amalgama de toldillas desmontables en las que se ofrecen productos de alimentación de baja calidad junto a prendas de vestir de temporada, traídas de países de difícil ubicación y destinadas a clientes de esos mismos países. Cuando se levantan las toldillas y parten las furgonetas, queda un paisaje urbano desolador. Unas máquinas de obra indican que se va a hacer una remodelación de la zona, pero no vemos ningún anticipo de lo que se pretende. Claro que la ciudad tiene ya suficientes recursos comerciales: hay un enorme centro comercial, el Oracle, y otro, como de segunda división que ocupa parte de la manzana contigua. Sospecho que esto es lo que ocurre cuando el lobby de las grandes superficies consigue que el ayuntamiento provea de sitio suficiente para desplegar todas sus tiendas: al poco tiempo, el antiguo mercado de toda la vida languidece, entra en una época de decadencia y, al final, desaparece. Ya tendrán ellos decidido qué hacer con esa superficie de la explanada, pero, me temo, que no irán equipamientos sociales de interés colectivo.





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