lunes, 3 de diciembre de 2018

Notas de noviembre


He tenido que hacer una selección entre las muchas notas que noviembre me había dejado. Han quedado estas




Uno. La ciudadanía extremeña ha llevado a cabo una manifestación masiva –que no es la única que han celebrado, incluida alguna otra en Madrid- en protesta por el estado en que se halla la vía férrea –si se le puede llamar así- y el pésimo servicio consiguiente.
Ustedes no ignoran que desde 1982 los partidos que se han turnado en el gobierno de España han sido el PP y el PSOE, igual que en la propia comunidad extremeña, donde el primero de esos dos partidos gobernó en la anterior legislatura. Dicho esto, ¿imaginan ustedes quienes estaban al frente de la manifestación? ¡Bingo! Los dos máximos representantes de ambas formaciones, uno de los cuales es el presidente actual y el otro el anterior. ¿Y contra quién iba la referida manifestación? Contra ellos mismos. Increíble, ¿no?
¿Es tolerable tamaña desfachatez?

Dos. De un lado, un comentario que escuché en la radio, el pasado viernes día 23 de noviembre, de mañana, junto a mi mujer; de otro lado, una película que vi, también con mi mujer, el mismo día, en la segunda cadena de TVE, después de cenar.
En la radio, alguien hacía una recomendación para que cualquier mujer agredida sexualmente acudiera a denunciar el caso a comisaría, incluso antes de ir al hospital. Nos pareció razonable, siempre y cuando las lesiones sufridas se lo permitieran.
La película, titulada Sólo mía, dirigida por Javier Balaguer, interpretada por Sergi López y Paz Vega, estrenada en 2001 y gestada desde 1995, trata con acierto y plena vigencia el siempre candente y penoso delito de las agresiones machistas. El personaje interpretado por Paz Vega recibe de su abogado la misma recomendación que hemos referido cuatro líneas atrás, a lo que responde: y si me ha roto la mandíbula o las piernas,  ¿cómo lo hago?
Han pasado veinte años y la (mala) solución que se ofrece sigue siendo la misma; está claro que no sirve, y en el camino llevamos más de mil mujeres muertas, e incontables heridas, amén de la misma cantidad de  hogares destrozados e hijos sufriendo. ¿No hemos aprendido nada? 972 mujeres asesinadas por sus parejas desde 2003, cuando empieza el conteo, más 27 menores muertos; en este año, 45 mujeres y 3 menores.
El nuevo partido político Vox, que es posible que acceda al gobierno de Andalucía, tiene un particular punto de vista sobre la ley española de violencia de género y ha prometido derogarla cuando llegue al poder del gobierno de la nación. ¿Podemos pensar que estamos lejos de esa posibilidad?


Tres. El piloto de bólidos, Fernando Alonso, ha participado en su última carrera. La prensa y la televisión han dedicado al asunto la mayor atención: ya no correrá más (se dice). Se dice también que España ha perdido a uno de los mejores deportistas de su historia.
Cabría preguntarse un par de cosas, a saber: ¿Es un deporte conducir un bólido de carreras? O bien, ¿Es deporte una actividad que te puede proporcionar unos ingresos de decenas de millones de euros al año?
La otra pregunta, ¿es española la persona que fija su residencia en otro país para pagar allí menos impuestos? ¿Aunque se envuelva en la bandera española y/o en la asturiana?
Otras preguntas, aunque no tengan que ver con este señor del que estamos hablando. ¿Qué pintan miembros de la familia real española presenciando ese tipo de espectáculos? ¿Qué pensarán de eso los miles de españoles con contratos por horas, o con salarios de miseria, o con pensiones ínfimas?


Cuatro. Segundas partes nunca fueron buenas, nos advierte un viejo adagio español. El ministro de Asuntos Exteriores del actual gobierno, que se ganó una merecida fama de intelectual en su anterior época como ministro, parece estar en una situación de cuesta abajo y sin frenos.
Primero fue su disposición pública a hacer apuestas sobre asuntos políticos; recientemente, tras mantener una –digamos controversia- con un colega, adversario suyo en el Congreso, que motivó la expulsión temporal del mismo, y al que acompañaron sus compañeros de partido, permaneció sin motivo aparente alguno, de pie en su escaño,  para que pasaran uno a uno ante su mayestática presencia, camino del exterior de la cámara de los diputados; ahí, ante un gesto imperceptible de uno de ellos, en el que nadie vio lo que él denunció, acusó a ese mismo diputado de haberle escupido. Quizás su jefe de gobierno le haya agradecido estos hechos si su propósito fuera romper definitivamente amarras con un grupo parlamentario cuyos votos son imprescindibles para aprobar los Presupuestos Generales del Estado. En este caso –que todo es posible en política-, debiéramos preguntarnos qué sentido tiene continuar con esta legislatura.
Pero lo más grave que nos ha dejado este ministro, ha sido la constatación pública de su particular puerta giratoria. Mientras los españoles se batían en su lucha contra la crisis, nuestro hombre se empleaba como consejero en Abengoa, con un sueldo por encima de los 200.000 euros anuales. Desde su puesto en la comisión de retribuciones es admisible pensar que facilitara a su presidente de consejo y máximo accionista el cobro de  una indemnización en torno a los 12 millones de euros y otros seis al consejero delegado. Lo que sí ha trascendido es que se apresuró a vender acciones de su ex esposa horas antes de que la empresa presentara concurso de acreedores.
La falta de ética es tan evidente que uno se pregunta por qué el partido al que pertenece no borra definitivamente de su nombre los dos vocablos centrales.  


Cinco. Por abrumadora mayoría (PP, PSOE y Ciudadanos) el congreso de los diputados, permitirá a los partidos políticos enviar propaganda electoral al teléfono móvil sin consentimiento previo del ciudadano y sin que éste les haya facilitado nunca sus datos.
Prepárense pues, ya que vamos a tener dos campañas electorales el próximo año, para soportar el bombardeo de propaganda electoral que se avecina y que tendremos que sufrir, sin comerlo ni beberlo. Uno se las prometía muy felices ante la posibilidad –desechada, claro- de que las candidaturas nos llegaran al buzón, en un único sobre, enviado por la autoridad electoral. Ahora recibiremos todas y cada una de las listas electorales, por separado, en el buzón y en el móvil, por si fuera poco; amén de las ocurrencias que cada partido tenga para motivarnos, que serán muchas y variadas.
Pero lo más grave es lo que se niega que pueda ocurrir. Todos sabemos a estas alturas lo que son las fake news, las noticias falsas; sabemos que su uso no ha sido ajeno a los resultados del Brexit, al triunfo de Trump, y alguno otro proceso electoral; sabemos también que Steve Bannon, que no fue ajeno a esto y a las prácticas mucho más sibilinas y efectivas que puso en marcha la extinta Cambridge Analitycs, anda por el viejo continente en su campaña por facilitar el triunfo, al precio que sea, de la extrema derecha; hay quienes dicen que el partido a ayudar en esta campaña en España es ese nuevo (viejo) que ha dado la sorpresa en Andalucía… Uno se pregunta: ¿hacía falta poner alfombra roja a esta gentuza para que ejecuten sus designios? ¿O es que éstos son compartidos por más gente?



                 

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