domingo, 29 de diciembre de 2019

Menas




Los MEnores No Acompañados (MENAS) no son jóvenes turistas que visitan solos nuestro país; son, solamente eso, menores de edad, niños pequeños en ocasiones, que han llegado solos porque, o bien solos han salido de su país, o, las más de las veces, han perdido el contacto con sus padres, que se han ido literalmente a pique en la travesía, o han sido desviados a otros lugares. De modo que son eso, niños solos. No hay que darle más vueltas.
Nacer en un lugar del mundo o en otro es, a priori, algo totalmente casual. Incluso entre los que nacen en la misma época y el mismo sitio, no debiera existir ninguna diferencia, más allá de la carga genética que hace que unos sean más bajos que otros, o gocen de mejor salud. Sin embargo hay algo en nosotros, a lo que se añaden posos culturales, situaciones económicas de la propia familia y del país mismo, que van a hacer distinta nuestra manera de ser, y, sobre todo, va a cambiar la percepción que tengamos de los “diferentes”.
Y cuando nos definimos a nosotros mismos en relación a los otros, es cuando caemos en posiciones racistas. Entonces sobrevaloramos nuestras supuestas superioridades, y pasamos a despreciar a esos otros, por ser negratas, sudacas o moros. No pensamos en la suerte que hemos tenido por nacer en un determinado lugar, en unas condiciones dadas, y creemos que esos otros vienen aquí a quitarnos algo de lo nuestro, a usurpar nuestros derechos. Y damos pábulo a toda suerte de historias que circulan sobre la forma en que esos seres despreciables se aprovechan de las condiciones de vida de nuestro entorno, que tanto nos ha costado conseguir -la forma en que hayamos conseguido muchas de ellas no la cuestionamos, por supuesto. Solamente hay que hacer una salvedad en este punto: si el individuo en cuestión es un jeque, o un artista o un futbolista, entonces sí, entonces le podemos conceder hasta nuestra nacionalidad española en un procedimiento de puro trámite, no sea que se quede con la suya propia y perdamos un activo tan importante.
Y arrugamos el morro cuando de esos países que hemos colonizado, y cuyas riquezas hemos extraído, nos llega la onda de nuestro “exceso” colonizador pues eso lo consideramos legítimo, es nuestro ímpetu occidental lo que nos llevó allí – somos la reserva espiritual de Occidente, recuerden-, no nuestra necesidad de saciar el buche. Además, ¡qué diablos!, les dejamos un idioma y una religión, por cierto, la única verdadera, de modo que no tienen porqué quejarse.
Así que ya tenemos a esos menores hacinados en las residencias donde les internan. También tenemos otras residencias para perros, y como la población canina ha crecido desaforadamente, a veces, hay problemas de espacio. Antiguamente, cuando una perra paría, de la camada se guardaban dos o tres crías a lo sumo, que algún vecino había pedido; los otros iban al río. Ahora los niños piden su perrito, pero todo tiene su fin, y algunos cachorros se dejan olvidados en cualquier gasolinera. El exceso colapsa las perreras municipales, pues ya no se recurre a su eliminación física, y esas perreras consumen recursos, alimentos y medicinas. Y ya se ha dado el caso de que un concejal – ¿adivinan de qué partido?- haya propuesto que se maten perros para aligerar la perrera.
En una residencia de menores – no les llamemos menas, por favor- alguien ha dejado caer una granada de mano, no se sabe con qué intención. Quizás era solo un aviso, quizás se le olvidó poner la espoleta; no lo sabemos. Lo único que sabemos es que en esa residencia de Madrid viven, hacinados, niños que tienen derechos ciertos y reconocidos, que deben ser alimentados y educados y cuidados para que puedan ser otro día ciudadanos de este país.
El índice de natalidad español ha descendido al nivel del de 1941, cuando nos lamíamos las heridas de aquel golpe de estado de 1936. España necesita inmigrantes, es otra noticia, como la anterior, de los últimos días.
Otra: Detenido tras dejar en el ambulatorio el cadáver de un inmigrante que trabajaba, sin seguro y sin declarar, en su finca. ¿Hay alguna diferencia con lo de la perrera? Una pista: el detenido es del mismo partido que el otro.












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