sábado, 22 de mayo de 2021

Solo hay dos bandos




Un día de estos estaba escuchando la radio mientras me afeitaba (ya sabes que tengo un buen despertar, pero no tanto como para cantar) y la voz me decía que estaban juzgando al piloto de una patera en la que habían fallecido unas decenas de pasajeros; bueno, no estoy seguro si era el fiscal o el juez instructor, supongo que éste último, y tampoco si el término pasajeros es el más adecuado, aunque supongo que sí. Pero en definitiva, el caso es que se acusaba a ese piloto de la muerte de esas decenas de personas con el agravante de no tener titulación alguna que le habilitara para gobernar el cayuco, o lo que fuere, ni tener en cuenta que por esa parte del Mediterráneo surcan sus aguas sesenta o setenta buques mercantes al día, con lo que la posibilidad de una colisión es muy alta, con el correspondiente hundimiento del cayuco y la pérdida de todos los que vayan a bordo; tampoco se sabía si el individuo en cuestión era el dueño y armador de la embarcación o un mero tripulante sin titulación alguna, como queda apuntado más arriba. En definitiva, era el único responsable de aquellas vidas. En aquél momento estuve a un tris de cortarme (me afeito con crema y maquinilla) y perdí la onda.


Cuando volví a prestar atención a la radio ya estaban hablando de otra cosa: se trataba del conflicto entre sionistas y palestinos en Gaza. Me sequé la barba, como hacen en las películas americanas, dejando los restos de espuma en la toalla, y acudí a la televisión pues esto del Oriente Medio siempre me ha interesado. Se veían las consabidas ruinas tras los rostros desesperados de los palestinos, nubes de polvo y personas corriendo sin orden de un lado para otro en su afán por huir de las bombas, cuando vi algo que me llamó poderosamente la atención: un edificio de gran altura con múltiples antenas en sus azoteas se escoraba y caía hacia un lado como cuando se derriba un edificio similar mediante una voladura controlada. En este caso no caía de plano, sino hacia un lado como te he dicho, como si solo se hubieran puesto las cargas de explosivo en esa parte. Pero el efecto fue muy parecido, el edificio entero implosionó y fue cayendo rápidamente. Pensé: coño!, el misil le ha atizado donde debía para producir tal efecto, estos sionistas dirigen sus misiles con absoluta precisión, en tanto los de Hamás lanzan unos cohetes apuntando más o menos hacia donde suponen que hay una población. Nada de extrañar, por tanto, que las bajas en un bando sean de 10 fallecidos en tanto que en el otro bando pasen de 200. Y eso que los sionistas tuvieron la delicadeza de informar previamente al dueño del edificio en cuestión de que sería destruido, ya que albergaba, además de oficinas y apartamentos, las sedes de agencias de prensa y algunas del gobierno de Gaza.


Pensé en lo que había escuchado por la radio y esto de la televisión: la mayor parte de los muertos son del mismo lado, del de los desheredados de la tierra, de los que han sido expulsados de sus casas y de sus pueblos, los que no han conocido un momento de paz o de bienestar, aunque fuere un poco escaso, en sus vidas, de los que no tienen esperanza alguna de vida digna, de los que han visto morir a sus padres en lamentables condiciones, y no pueden soñar con que sus hijos o nietos tengan una vida mejor…


En tanto, los otros, los del otro lado, los que juzgamos – de acuerdo con la ley, por supuesto- a los que pilotan las pateras, y miramos por encima del hombro a los que las ocupan; los que lanzamos los misiles conociendo su capacidad de destrucción, los que vendemos armamento militar a determinados países; esos otros, nosotros mismos, que estamos en ese bando, no se nos olvide, somos los responsables de esos asesinatos en masa.


¿Es que no nos damos cuenta?


Post data: Después de haber escrito lo anterior, nos encontramos con la invasión pacífica de Ceuta. Otro capítulo de la misma historia. Felizmente no ha habido muertos (de momento).


Ítem: ¿Qué pensará el Rey de España de lo que hace su primo? ¿Cuando servirán estos espectáculos para que los pueblos se levanten contra sus sátrapas?


Aún más: ¿Han visto la inmediatez de Securitas Direct en incrementar la campaña de sus anuncios ante el miedo creciente? Está visto que no hay mal que por bien no venga.




1 comentario:

  1. Por desgracia no nos damos cuenta, y si lo hacemos, miramos para otro lado

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