lunes, 26 de mayo de 2025

Corrección

 




Este mes que está a punto de acabar ha sido el que mayores cuotas de lectura ha tenido este blog de ustedes. Ha superado las 137.000 visitas al día de hoy y no sé que influencia habrá podido tener el último artículo. Más de un lector me ha dicho que porque me conoce bien, de lo contrario no comprendería dicho artículo; alguno más me ha dicho claramente que me he pasado de ironía. Tengo, por tanto, que explicarme: efectivamente en el artículo “Que mueran ya” he utilizado en demasía ese estilo, la ironía, que también utilizo hablando, y que no debiera haber utilizado, pues las noticias de la muerte de esos niños gazatíes me hace recordar a mis nietos. Es increíble que eso esté ocurriendo hoy en día, que gente civilizada lo lleve adelante, que otros muchos lo aprueben apoyándose en que fueron palestinos quienes desataron esta enésima etapa de ese maldito conflicto que los ingleses dejaron para que se cociera, que los propios pilotos sionistas lancen sus bombas, y que los que son simplemente israelíes no sean capaces de negarse en redondo a semejante barbaridad. Nosotros, españoles y europeos debemos ser radicales en este punto; no basta con comentarlo y esperar al siguiente ataque. 

 

En esta última semana los visitantes norteamericanos han doblado a los españoles que, habitualmente son los primeros lectores, y después de España, a distancia vienen lectores de diversos países. Espero que unos y otros lean este artículo de hoy y no me tomen por lo que no soy.

 

Y para todos ustedes, perdón por mi metedura de pata.


miércoles, 21 de mayo de 2025

¡Que mueran ya!





 

Pues sí, podemos estar completamente seguros, esos también van a morir, la decisión está tomada y los que han de ejecutar la sentencia no tienen dudas, están plenamente convencidos y, si alguno vacilara en su último momento, su jefe inmediato no le permitiría duda alguna, la mayoría de las veces porque los actos necesarios están programados y no hay vuelta atrás; si se tratara de un encuentro individual cara a cara, porque hay que proteger la propia vida, todo puede ocurrir; el lanzamiento de las bombas desde los aviones o los disparos desde el carro no están sujetos a discusión; y finalmente si son niños con sus madres casi se les está haciendo un favor: van a morir, y cuanto antes mejor.

 

Vamos por encima de los sesenta y pico mil muertos. De los heridos ni se sabe. Ahora nos dicen que quince mil niños están condenados a muerte dadas sus condiciones de vida. El país está destrozado, es ya inhabitable, los que pudieron salir huyendo ya lo han hecho. Para qué esperar, sinceramente es mejor que se mueran, ¿dónde van a vivir? No quedan casas, nadie les va a recibir en terceros países, su propia situación anímica estará por los suelos, es mejor que se mueran, seguro. ¿Hasta cuándo vamos a seguir castigados con esas imágenes que nos ponen en la tele? Debieran tener en cuenta que los telediarios coinciden con las horas de comer y de cenar, y no es agradable ver lo que nos obligan a ver. Por no hablar de lo del concurso de la canción. ¡Coño! Lo que queremos es escuchar esas magníficas canciones, ver esas coreografías tan preciosas y no esos niños muertos que no conocemos. Es como para quejarse a TVE.


Por favor, queda ya poca gente por morir, dejen en paz a los judíos que acaben ese trabajo, que bastante tuvieron que aguantar ellos en su día.

viernes, 16 de mayo de 2025

Este otro hombre morirá también

 



Este otro hombre morirá también, pero nadie sabe cuando ni como, es algo a lo que nadie puede escapar. Unos mueren plácidamente, otros entre gran sufrimiento y otros más eliminados de cualquier manera como está sucediendo con el genocidio de Gaza. Este caso de que hablamos, como el de cualquiera, no es predecible en absoluto.

 

Se trata de un hombre muy conocido perteneciente a un linaje que hunde sus raíces en la vecina Francia y en concreto en España a inicios del siglo XVIII. Y con algunos intervalos por distintas causas llega hasta ahora. Efectivamente, se trata de Don Juan Carlos, que fue Rey de España gracias a Don Francisco Franco Bahamonde. Como sabemos todos dejó el trono a su heredero porque acumulaba varios casos que a un presidente de una República le hubieran causado la pérdida de su puesto. Pero estamos en España y aquí las cosas se arreglan de otra manera; él se fue con un apelativo de Emérito y sin dar ninguna explicación sobre aquellos casos oscuros que motivaron su renuncia. Y se fue a un país que, con todos los respetos, tampoco es conocido por la limpieza con que se despachan los asuntos de sus súbditos.

 

Y para remate ha sido capaz de poner una demanda contra un ex presidente de una autonomía española al que acusa de difamarle. Y para colmo, llegado el día, suponemos que porque ha sido rey, prefiere darse una vuelta en lancha y no tener el valor o la delicadeza de asistir a la vista judicial.

 

Hasta aquí los hechos. Este Borbón ha quedado retratado por su nula consideración personal a uno de sus súbditos. Quizás le ha dejado esa labor a su hijo el Rey. ¿Será éste capaz de aconsejarle con prudencia? ¿O dejará que estos hechos aumenten la fama que tiene? Quizás los españoles nos merezcamos estos sucesos. ¿En tan poca estima nos tienen los Borbones?


miércoles, 14 de mayo de 2025

Ha muerto otro hombre






Así es, mientras otros bípedos pululan por el mundo y algunos han logrado acceder a lo más alto en sus respectivos países, arrastrando tras de sí hasta mayorías sociales en un par de países americanos, y que en otros muchos lugares amenazan con acceder al poder, mientras esto ocurre, digo, ha muerto otro hombre. Otro hombre bueno, aunque habrá quien diga que estuvo en la guerrilla y accedió a la violencia, lo cual es cierto, pero no debemos olvidar que pagó esa violencia con 12 años de cárcel. Y lo más importante, es que aprovechó esa estancia pavra reflexionar y acceder a un estado de conciencia que maravilló a todo el que le escuchó, no dejando un ápice de diferencia entre lo que pensaba y manifestaba con una forma de vida totalmente consecuente con sus ideas a partir de ese momento.

 

Con Mujica y Bergoglio se han ido en un escaso período de tiempo dos hombres cuya vida nos ha dejado huella, como nos la dejó Mandela. Sin afán de comparación alguna, si quiero hacer una pequeña reflexión. Bergoglio pertenecía a una entidad ya milenaria con unos principios que él aceptaba y a los que, por supuesto, no renunció. Pepe Mujica no tenía otra referencia que el hombre, el ser humano, si quieren, poniendo en un mismo plano esa humanidad con las personas más próximas. Y esa humanidad era por la que luchaba, sabiendo que el último instante de la vida de cada uno no es otra cosa que eso, el último momento. Y ahí acaba todo lo personal. Solo queda para nosotros el recuerdo y esa forma de expresarse tan propia y tan acertada. Que la tierra le sea leve.