jueves, 3 de diciembre de 2015

Nueva campaña (5)





En anteriores entradas de esta misma serie comentábamos cómo el asunto catalán restaría contenido a la campaña, y cómo, de la misma manera, lo haría el terrible atentado de París. Este último asunto de la amenaza yihadista continúa complicándose con el intento francés de responder al fundamentalismo islámico con una campaña que se empeña en llamar guerra; de esta manera todo se enreda con el entusiasmo que unos muestran en sumarse a esa guerra, y con los razonamientos de otros por llevar la defensa de una manera que no implique daños a civiles y sea más justa y efectiva.
Así que entre una cosa y la otra, los programas apenas han sido debatidos. Y cuando creíamos que estaba llegando el momento, tenemos ahora la cumbre de París. Estaba previsto que finalizara el 11 de diciembre, pero muy pocos piensan que vaya a ser así; por el contrario, las posibilidades de que se alargue parecen cada vez mayores, toda vez que las dificultades son enormes y levantarse de la mesa sin un acuerdo aceptable no sería bien aceptado.
Hemos de pensar que enfrentarse al cambio climático pasa por resolver una aparente contradicción, porque el mundo en que vivimos, y que tenemos que tratar de preservar en lo posible, es cada vez más limitado, y las políticas que se puedan llegar a implementar han de ser, en cierta medida, restrictivas, lo que supone acotar el espacio en que la economía ha de desenvolverse; por el otro lado, la lógica interna del sistema capitalista reclama para sí un crecimiento ilimitado, que exige una descarnada competencia que puede llegar hasta el exterminio del contrario si es necesario. Hemos visto en la historia que las guerras han respondido en su inmensa mayoría a los afanes expansionistas del capital. Y esos afanes no se han detenido ante la posibilidad de desencadenar conflictos impensables poco tiempo antes. Debemos preguntarnos: ¿serán los intereses capitalistas capaces de contentarse “con un poco menos” antes que lanzarse a conflictos cuyas consecuencias no pueden preverse? Parece muy claro que la respuesta que el mundo se dé a esa disyuntiva marcará una senda de cooperación y progreso (aunque necesariamente éste sea menor) u otra de confrontación y guerras cuya comparación con las vividas hasta ahora hará pensar que cualquier tiempo pasado fue mejor.
Descendiendo a lo más prosaico es de señalar que el mismo Rajoy ha renegado de lo que nos contó de su primo el catedrático al indicar que se había equivocado y que el cambio climático es una amenaza real. No parece que lo tuviera muy en cuenta cuando nombró a Arias Cañete ministro de Medio Ambiente en su gobierno, y lo catapultó a la comisión en Bruselas para ser nombrado Comisario del ramo: Arias Cañete tenía fuertes inversiones en la distribución de petróleo, inversiones que se apresuró a poner a nombre de familiares en cuanto recibió el nombramiento. Ya ven ustedes, ahora está por derecho propio en la Cumbre del Clima de Paris. ¡Qué cosas hay que ver!
También merece la pena señalar el caso del fabricante de automóviles Volkswagen y su trucado de motores. Un caso como este debería ser fuertemente sancionado, y, o mucho me equivoco, o en Europa su tramposa acción no le saldrá cara. Y digo en Europa porque en EEUU no puede, de momento, vender coches de gasoil.
Por último, les dejo el siguiente link http://www.expansion.com/economia/politica/2015/12/01/565e169d22601d2b6b8b45e4.html  de un diario español sobre asuntos económicos que indica que no hay riesgo alguno y que los que luchan contra el calentamiento global están felizmente subvencionados. Lástima que no nos diga quién o quienes les subvencionan y quienes les subvencionan a ellos mismos.
La próxima semana será la primera de la campaña propiamente dicha y es de esperar que haya temas propios de los que podamos hablar.




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