domingo, 14 de julio de 2019

Las santas socimis



Entrada escrita a petición de un amigo que quería saber qué  diablos eran las socimis. Ya me dirás, Juanjo, si te he aclarado algo el concepto.



En el principio era el verbo. Seguro que recuerdan esta sentencia del Génesis. Siempre es de aplicación porque nos sitúa en la creación, en el principio, cuando la economía española estaba anegada por la crisis de la burbuja inmobiliaria. Había urbanizaciones enteras y bloques de oficinas, y estaban vacíos. Y no había dinero que quisiera invertir en esos páramos, dinero de fuera, de los paraísos fiscales, español o extranjero, qué más da, el dinero no tiene patria, y era conveniente que volviera para fertilizar la tierra. Había que ofrecerle a ese dinero unas ventajas que rompieran esa inacción. Y eso se hizo entre 2009 y 2013, se crearon las Socimis y el dinero, al principio un tanto remiso, empezó a venir. Desde Wall Street y la City, también de fondos soberanos, Catar, Noruega o Singapur.
Las Socimis son la última adaptación de la legislación mercantil española con el objetivo de favorecer la inversión en ese sector inmobiliario castigado por la burbuja. Cuando se dice favorecer hay que entender que se suprimen tasas e impuestos que los demás mortales pagan cuando compran un inmueble del tipo que sea, como el Impuesto de Actos Jurídicos Documentados, impuestos municipales y plusvalías. Pero además, tampoco pagan Impuesto de Sociedades por los beneficios que repartan, con la doble condición de que se reparta el 80% del beneficio y los accionistas paguen el 10% de impuestos. Vamos que las ventajas son más que evidentes, casi igual que para los españolitos que han sufrido la crisis inmobiliaria.
Son sociedades cotizadas en bolsa, cuya actividad sea la adquisición de activos urbanos dedicados al alquiler. Su éxito ha sido impresionante y actualmente hay ya 72 registradas a finales de marzo, algunas con valores en bolsa de más de 5.000 millones de euros, y España es el segundo país tras Japón en el número de ellas.
Por ejemplo, el fondo buitre Blackstone controla, a través de sus cinco socimis, una cifra en el entorno de las 35.000 viviendas, convirtiéndose así en el mayor casero de España, y prevé que los alquileres suban este año, incluso por encima del 10%. Esas propiedades las ha ido adquiriendo de las carteras inmobiliarias del Banco Santander, el BBVA y la Caixa, fundamentalmente.
No le gusta que se le conozca como fondo buitre, pues afirma que su vocación de permanencia en el mercado inmobiliario español es a largo plazo, lo cual es consecuente con su estimación de subida de los alquileres; si éstos bajaran, Dios no lo quiera, su voluntad de permanencia flaquearía. Ademas de pisos, está muy introducido en edificios de oficinas, garajes o centros comerciales, con un valor conjunto de más de 10.000 millones de euros.
En resumen, bien podemos decir que estos vehículos de inversión, como se les llama ahora, han animado el mercado inmobiliario; hay opiniones que se decantan por estimar que se está alcanzando otra burbuja inmobiliaria, aunque también hay otras que lo niegan. Cuando estalló la anterior burbuja, Hacienda, que somos todos, dejó de cobrar ingentes sumas ante la quiebra de promotores y constructores; con esa experiencia duele menos quitarles las tasas e impuestos, incluido el de Sociedades; qué más da no cobrar porque se les exonere de pagar o porque no puedan pagarte lo que te deben: el resultado es el mismo. Quizás alguno de los accionistas el día de mañana, como Amancio Ortega, nos haga una donación. Les quedaremos eternamente agradecidos. Porque claro, si no cobramos impuestos, ¿de dónde vamos a sacar el dinero para financiar cualquier gasto social que precisemos?
De todos modos, está bien que los poderosos compren propiedades en España, dicen que es dinero que entra, sea español o foráneo, y para eso cuántas más facilidades y ventajas se otorguen muchísimo mejor. Ellos ganan lo que no ganan en ningún sitio, y si eso implica subidas en el alquiler (pues a eso vienen, a ganar un poco más), no pasa nada, estamos acostumbrados a pagar, es nuestro sino.
Se cumplen varios axiomas: que ganen los fondos, que los españoles paguen, y que el dinero detente la propiedad cumpliendo su razón de ser; y, si se creara una nueva burbuja, otra vez los fondos con los dividendos que han obtenido y repatriado a sus países ganarían al comprar a precio de ganga y vuelta a empezar: El círculo perfecto.
Ya se sabe que la economía son ciclos, y a ellos siempre les toca la fase alcista.
Con este texto terminado he leído que las socimis se distinguen también por el bajo nivel de empleo que necesitan para funcionar. La ingeniería financiera procura un alto grado de productividad, de hecho hay muchas que no tienen personal en absoluto, lo cual es conveniente para que haya más beneficios. Anímense señores, España está de saldo!






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