domingo, 19 de noviembre de 2023

Me gusta la fruta





 

Pues sí, me gusta la fruta. De hecho, la fruta es lo primero que preparo para el desayuno; estos últimos días, un plátano servido en rodajas, una rodaja de piña troceada y unas uvas frescas, antes de pasar al café con leche y pan tostado para mi mujer - otros dicen compañera, lo cual está muy bien-, y sin tostar para mí. La fruta es muy adecuada para enfrentar la jornada, y del café con leche qué les voy a decir…


La fruta y la verdura, para ser más explícito, y eso que la mitad de mis ancestros fueron carniceros, pero siempre he sido prudente con la carne; no con la fruta, que aprendí en la otra mitad de una familia de izquierdas y republicana, cosa que va quedando como un poso en lo más íntimo del propio ser.


Así que no se extrañarán ustedes si les digo que prefiero seguir con la fruta y no con las nuevas modas provenientes de la ignorancia, la intransigencia, el fascismo, la falange, y tantas corrientes antiguas como se quieren recuperar en la actualidad. Los de la fruta no somos dados al viva España, preferimos el vivan los españoles; consideramos a la patria como un barco y sobre el barco, la tripulación: se puede hundir el barco, que lo que hay que salvar son los tripulantes. Por eso me gustó el portavoz del Pnv cuando le contestó a Feijóo que puesto a elegir entre amnistía y Vox, se quedaba con la amnistía.


Hoy es Argentina la que se juega – no solo- el próximo futuro. Allá han estado un tal M. Rajoy y Mario Vargas Llosa apoyando al de la motosierra eléctrica; aquí, asistimos al comunicado de unos 50 ex altos mandos del ejército demandando de sus actuales colegas un golpe de estado. Poco me importa esto, que solo lo considero para animar a toda esa banda que se manifiesta a diario. Lo que importa es quiénes están organizando esos movimientos y esas concentraciones, de dónde sacan el dinero y qué bancos cubren y facilitan la operación.


Entretanto, yo seguiré abriendo el desayuno con fruta, salvo que el médico me recomiende otra cosa. Y si hay que cambiar de aires, se cambia. Pero bueno, los que dicen que no les gusta la fruta no son tantos. Nosotros somos más y somos mejores, y tenemos más sentido común.


Me gusta la fruta se tambalea como frase: alguien con poca inteligencia y muy mala condición la ha estropeado. Por eso les invito a recuperar esa frase. Que sea como una bandera para los que – como dicen los franceses- queremos libertad, igualdad y fraternidad.

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