miércoles, 2 de julio de 2025

Eramos pocos





Éramos pocos y parió la abuela. Este antiguo refrán español transmite fielmente una situación del tipo que sea pero que sigue creciendo sin permitirnos atisbar solución alguna.

Por ejemplo, un país como tantos, viene siendo uno de los de peor comportamiento político-económico del espacio geográfico en el que se encuentra. Los demás lo miran por encima del hombro y el único sector que destaca es las corridas de toros. Y en cierta manera el flamenco, ignorándose otras creaciones geográficas, que son diferentes, pues el país en sí mismo es uno y variado. Hasta que llega una dirección política distinta – recuerden que yo no la he dado mi voto – y los datos macroeconómicos (tasa de paro, afiliados a la Seguridad Social, peso específico en la toma de posiciones en los órganos de gobierno del espacio regional en el que está situado, etcétera) ofrecen una evolución claramente positiva. Abundando en esto, nada que ver con el gobierno franquista que estuvo desde el año 2011 hasta el 2018, gobierno que, además, según costumbre ancestral, se distinguía por la corrupción económica, política y judicial.

Estoy seguro de que ustedes han entendido claramente lo que he querido contarles. Y aquí viene la preñez de la abuela. Este nuevo gobierno ha caído a su vez en la corrupción. La opinión pública está, como mínimo, enfadada y molesta. Y ahora se suceden las opiniones, si se debe dimitir, abandonar el gobierno, convocar nuevas elecciones, etc., etc., etc. Y, casualmente, hoy, en medio de esa maraña, conocemos el conjunto de datos económicos, de afiliación, de empleo y de desempleo, …, y curiosamente, están en la misma línea a la que estábamos acostumbrados. ¿Qué hacer? El cabreo monumental nos pide que haya nuevas elecciones, es lo que marca la ética política, sin duda. ¿Y si el parto de la abuela nos trae lo que no queremos? ¿Un futuro gobierno de la derechona y la extrema derecha? ¿Imaginan ustedes un gobierno presidido por Feijoo, con Tellado, Abascal y los suyos? …

Yo lo tengo muy claro y me inclinaría por lo que tenemos en la esperanza de que las empresas que defraudan con los políticos y funcionarios reciban el castigo que se merecen.

Añadan lo que se les ocurra; no quiero escribir más …




 


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