Éramos pocos y parió la
abuela. Este antiguo refrán español transmite fielmente una situación del tipo
que sea pero que sigue creciendo sin permitirnos atisbar solución alguna.
Por ejemplo, un país como
tantos, viene siendo uno de los de peor comportamiento político-económico del
espacio geográfico en el que se encuentra. Los demás lo miran por encima del
hombro y el único sector que destaca es las corridas de toros. Y en cierta
manera el flamenco, ignorándose otras creaciones geográficas, que son diferentes,
pues el país en sí mismo es uno y variado. Hasta que llega una dirección
política distinta – recuerden que yo no la he dado mi voto – y los datos
macroeconómicos (tasa de paro, afiliados a la Seguridad Social, peso específico
en la toma de posiciones en los órganos de gobierno del espacio regional en el
que está situado, etcétera) ofrecen una evolución claramente positiva.
Abundando en esto, nada que ver con el gobierno franquista que estuvo desde el
año 2011 hasta el 2018, gobierno que, además, según costumbre ancestral, se
distinguía por la corrupción económica, política y judicial.
Estoy seguro de que ustedes
han entendido claramente lo que he querido contarles. Y aquí viene la preñez de
la abuela. Este nuevo gobierno ha caído a su vez en la corrupción. La opinión
pública está, como mínimo, enfadada y molesta. Y ahora se suceden las opiniones,
si se debe dimitir, abandonar el gobierno, convocar nuevas elecciones, etc.,
etc., etc. Y, casualmente, hoy, en medio de esa maraña, conocemos el conjunto
de datos económicos, de afiliación, de empleo y de desempleo, …, y curiosamente,
están en la misma línea a la que estábamos acostumbrados. ¿Qué hacer? El cabreo
monumental nos pide que haya nuevas elecciones, es lo que marca la ética
política, sin duda. ¿Y si el parto de la abuela nos trae lo que no queremos? ¿Un
futuro gobierno de la derechona y la extrema derecha? ¿Imaginan ustedes un
gobierno presidido por Feijoo, con Tellado, Abascal y los suyos? …
Yo lo tengo muy claro y me
inclinaría por lo que tenemos en la esperanza de que las empresas que defraudan
con los políticos y funcionarios reciban el castigo que se merecen.
Añadan lo que se les ocurra;
no quiero escribir más …
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