viernes, 21 de octubre de 2011

Y ahora, ¿qué?











Según todos los indicios hemos llegado, en el asunto de ETA, a un punto de no retorno. Es cierto que aún falta que se entreguen las personas y las armas, pero el consenso sobre este punto parece, también, unánime: todo el mundo celebra el fin de ETA.

¿Todo el mundo? Lo celebramos la gente de a pié y hasta los guardaespaldas, que se quedarán sin trabajo. Pero, ¿y toda esa masa de gente que ha estado viviendo del cuento, siendo más patriotas que nadie? ¿Habrá un ERE para ellos? Los que han dado el paso a la política han empezado a recoger los frutos de su dedicación, ocupando cargos en la administración autonómica, aunque no haya más que analizar la labor realizada en estos cinco meses, tanto en el Ayuntamiento de San Sebastián como en la Diputación de Guipúzcoa, para ver el lío en el que se han metido y en el que nos han metido a los demás.

Ahora, ante las elecciones del 20-N, ¿volverán los electores a darles su apoyo? Si tal cosa sucede, que dios nos coja confesados. Como decía aquél, una cosa es predicar y otra, dar trigo. Una cosa es salir de manifa y otra gobernar.

Y en la otra banda, ¿qué discurso elaborarán políticos como Mayor Oreja? ¿Cuál será el fruto de sus neuronas? ¿A qué cometidos les dedicarán en sus partidos? ¿Y cierta prensa? ¿De qué escribirán? ¿Con qué sarta de infundios alimentarán a sus lectores?

Recordarán ustedes que, antes de la era digital, existían las conferencias a cobro revertido. Es decir, que pagaba quien recibía la llamada. Se me ocurre desear que esa conferencia que ha habido el lunes, marco edulcorado para permitir a los etarras la declaración de ayer, sea eso, una conferencia a cobro revertido, y que paguen los que no han hecho sino sacar partido de la situación que esperemos no vuelva a repetirse. Las victimas y el pueblo en general no nos hemos merecido tanto horror. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario