lunes, 9 de diciembre de 2013

Qué bueno era...!







Está demostrado, no hay como morirse para que hablen de uno. Y normalmente, para que lo hagan bien. Si además, se tiene una biografía impoluta, se ha llegado a la más alta magistratura, se ha recibido el Nobel…; no hace falta más. Y es que se queda muy bien, hasta diría que se adquiere una pátina de inteligencia y de buen carácter.
Estos días hemos oído a miles comentar lo grande que ha sido Mandela; muchos hasta le han citado como Madiga, como hijos respetuosos. La mayor parte de ellos no tenían más que una somera idea de quién era; para otros, poco más que un P.N. (puto negro), pero ¡qué bien se queda haciendo loas del fallecido!
Mañana es el funeral. A un ministro checo se le ha escapado la queja por tener que desplazarse hasta Sudáfrica; recuerdo a Rajoy, que también irá, cuando dijo “menudo coñazo” por la asistencia a un acto institucional. Pero allí estarán todos, con rostros compungidos, pensando cada uno en la manera de joder al prójimo en el siguiente movimiento.
Y lo peor, es que el bueno de Mandela no se merecía tener que soportar a tanto falsario hasta después de muerto. Por eso creo que es mejor rendir los homenajes en vida, antes de que estos grandes hombres mueran. Y quiero, mediante estas breves líneas, invitarles a hacerlo.
¿A quién? Me preguntarán ustedes. Estoy seguro de que cada uno tendrá más de un candidato, a cada cual más acertado, pero, por si cuela, quiero darles el mío. Un hombre sencillo, presidente de la república en su pequeño país, que predica con el ejemplo y al que no se le conoce trampa ni cartón. Les invito a que lean y se informen sobre Pepe Mujica –hay multitud de vídeos en internet- y le dediquen por lo menos unos minutos, ahora que aún vive, ahora que aún está en el cargo. Verán que es un hombre honrado y comprometido, leal a sí mismo y a sus principios –que no tienen por qué coincidir con los suyos- y que es posible llevar hasta el final una vida coherente y consecuente.
Analizar su personalidad es un gesto de justicia con los pocos que son así, incluido Nelson Mandela.

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