miércoles, 22 de mayo de 2019

Ante la jornada del 26 de mayo







Hace un mes hacíamos un llamamiento general para no dejarnos engañar ante las elecciones del 28 de abril; ahora estamos en idéntica situación, a tres días de volver a votar, y es el momento de tocar a rebato. Veamos:
Es conveniente acudir a las urnas, al menos con la participación que registramos el mes pasado. Pero como ahora tenemos más urnas, vamos a detenernos en ellas una a una.
En el caso de las elecciones municipales y autonómicas lo razonable es buscar los mismos partidos progresistas de la otra vez, y aguzar el ingenio en aquellos casos, que los hay, en que la posibilidad del voto se haya multiplicado. Pero como son casos particulares no vamos a entrar en el detalle.
Respecto a las elecciones europeas pocas veces se ha presentado una oportunidad de votar tan perentoria. Hay que desterrar la idea de que Europa nos queda lejos y no entendemos bien lo que hacen en ese parlamento. Europa se enfrenta a una encrucijada en la que nos estamos jugando mucho. Precisamente porque antes no le hemos concedido mucha importancia, Europa no está atendiendo como debe los retos que se avecinan.
Ya sabemos que China está a un paso de ser la potencia que imaginábamos; USA no es ya el aliado americano capaz de resolver la papeleta; Inglaterra, que nunca estuvo convencida de su europeísmo, está a punto de bajarse del tren; y ese tren europeo no es, ni de lejos, el que debiera. ¿Por que? Porque Europa se creó a partir del Mercado Común, y es, por tanto, la Europa de los mercados, pero se ha hecho muy poco para que sea la Europa de los ciudadanos. Se empieza a hablar de la creación de un ejército europeo, y tenemos cedida la soberanía bancaria, pero lo verdaderamente urgente es un sistema fiscal común, para hacer políticas sociales y fiscales que tiendan a mejorar el nivel de vida de todos los europeos y tratar de recuperar un estado del bienestar del que nosotros, los españoles, nunca hemos disfrutado. En eso se debe poner el acento, en mejorar el bienestar de todos los ciudadanos, desterrando las bolsas de pobreza que aún existen y las desigualdades, que cada día son mayores. Y que ningún país se vea solo ante una crisis, como pasó con Grecia en la última. Claro que de Juncker, que convirtió su pequeño país en un paraíso fiscal, no se podía esperar mucho más.
El mundo, y especialmente Europa, enfrenta la crisis climática, que amenaza inexorablemente con escenarios que ni siquiera podemos visualizar, con grandes catástrofes, hambrunas y movimientos poblacionales al estilo de las grandes migraciones históricas. Esa crisis climática va a poner en jaque al sistema político y productivo vigente, y cuanto más tardemos en enfrentarlo más esfuerzo nos va a costar esa lucha. El New Green Deal, del que se dice que tendrá que poner en marcha inversiones mayores que las del Plan Marshall al término de la Segunda Guerra Mundial, para la transformación ecológica, deberá ser dirigido por Europa, pues con USA ya vemos que no podemos contar.
Por esto hay que acudir a votar el domingo, para lograr un parlamento europeo donde la izquierda sea mayoritaria e imponga ese pilar social que se está reclamando.
No lo olvidemos.



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