Hay suficiente consenso acerca del
territorio que a los pasiegos les es propio. Las tierras altas sobre
la divisoria de las aguas entre las provincias de Cantabria y Burgos
dan origen a varios valles: Al sur, el valle por el que discurre el
río Trueba, que enseguida encontrará Espinosa de los Monteros; al
norte, los valles del Miera y del Pas, que buscarán el Cantábrico.
El primero de estos, pasado San Roque de Riomiera dejará de ser
pasiego para ser meracho. ¿Qué diferencia a los pasiegos de los
merachos? Según me contaba mi padre, los pasiegos ven crecer la
hierba, en tanto los merachos la oyen; según otras versiones que he
recogido, se diferencian hasta en la manera de picar el dalle. El
apego de unos y otros al prado es irrefutable. El segundo valle, el
del río Pas, además de su vocación de gentilicio alberga también
el que forma el río Pisueña, otro pasiego notable. Este es el
territorio pasiego. En la divisoria, tres puertos facilitan el paso
de montaña, a saber: el Portillo de la Sía, el de Lunada, y el de
las Estacas de Trueba. A las divisiones provinciales no hay que
hacerles caso en estas cuestiones, de modo que pasiegos son los que
habitan a un lado y al otro, y aparte de las villas arriba citadas,
debemos incluir a San Pedro del Romeral, Selaya, Vega de Pas y
Villacarriedo.
Estamos, como queda dicho, en tierras
pasiegas, que lo son tanto las del sur como las del norte, éstas en
plena Montaña, sustantivo que se me antoja más definitorio,
a estos efectos, que el de Cantabria. Ahí es donde han vivido
apegados al terruño, donde han construido sus cabañas que salpican
el verde paisaje y sus casas vividoras para practicar la muda,
calzando albarcas, con su cuévano a cuestas; transportando buenas
belortadas de hierba al hombro por pendientes inverosímiles, y
haciendo de la vaca su animal totémico. Su origen no está claro del
todo: hay quienes hablan de una raíz genética bereber, y quienes
les emparentan con los judíos, y hay quienes niegan cualquier
diferencia con los otros habitantes de la región, salvo las que
puedan derivarse de años y años de vida apartada unos de otros. Hoy
en día este tema está fuera de discusión. Lo cierto es que desde
el siglo XI, los sucesivos reyes de Castilla escogían de entre los
habitantes de la comarca a su guardia de corps, de ahí viene lo de
monteros, y no es muy lógico pensar que los reyes no estuvieran
atentos a cualquier duda sobre la pureza de sangre de sus elegidos.
Esto explica el apellido Espinosa de los Monteros, tan de actualidad
hoy en día. Los principales apellidos pasiegos son Lavín, Cobo o
Abascal, entre otros. Tengo para mí, cuando veo la imagen del
Abascal más conocido en estos días, que no podría negar su origen.
Ese perfil, con la nariz aguileña, la fortaleza física, y esa
camisa desabotonada luciendo el aguerrido y fiero pecho son la viva
estampa del pasiego. (también tiene ese aire bereber, pero esto lo
pongo entre paréntesis para que no se me cabree)
Es de señalar también otro hecho en
el que las pasiegas descollaron: ser muy valoradas como excelentes
amas de cría para los niños de los reyes, primero, y después, de
otros miembros de la nobleza, y de la alta burguesía del resto de
España. Por España se diseminaron los pasiegos, estableciéndose en
las principales ciudades; de esta reducida etnia descienden
personajes como Lope de Vega o Francisco de Quevedo. Por su parte
Calderón de la Barca desciende también de la Montaña, sin que
pueda asegurarse su raíz pasiega. Los que sí la tienen son Iván
Espinosa de los Monteros, como he señalado más arriba, y Santiago
Abascal, que curiosamente han coincido por motivos ideológicos. Ya
que no han seguido la senda de los anteriormente citados, cosa harto
difícil, esperemos que no traicionen sus ancestros, los de uno de
ellos porque, con razón o sin ella, nunca defraudaron ni
traicionaron a aquellos que les pagaban, que eran los sucesivos
reyes, y hoy, al rey ya no le guarda montero alguno, que le guarda la
constitución; y los del otro, porque se cubrían con recia arpillera
para aguantar las inclemencias del tiempo mientras cuidaban el
ganado, pero nunca con bandera alguna, rojigualda o tricolor. Y ambos
tienen un compañero principal de lucha política que no podrá
ofenderse si le llamamos medio español, a juzgar por su segundo
apellido.
A los tres me parece menester
recordarles que el mayor servicio a la patria se logra sirviendo a
los ciudadanos, por ejemplo como los sirve un médico o como los
sirve un maestro, o desde cualquier profesión, por modesta que
parezca. Que lo importante son las personas, no las patrias. Con que
no se salieran de este ideario harían lo máximo por sus
conciudadanos, que son muy libres de escoger su modo de vida y de
pensar como les venga en gana sin preocuparse por lo que ellos les
quieran imponer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario