sábado, 30 de noviembre de 2019

Notas de noviembre (y dos)


Una. Como solución a medio plazo para aparcar las diferencias entre el gobierno derechista de Piñera y la contestación ciudadana del pueblo chileno, el primero ha ofrecido un referéndum sobre la conveniencia de modificar la constitución vigente y, en consecuencia, votar una nueva constitución para el país austral.
¿Es que no saben que la constitución es algo sagrado que ni puede ni debe tocarse?

Dos. Pedro Sánchez se ha dirigido a la militancia del Psoe por carta para pedirle que apoye el acuerdo alcanzado con Podemos de cara al nuevo curso político.
Debemos preguntarnos si la carta va dirigida a los militantes de base o bien a esos otros militantes, de base un poco más alta, que ya han amenazado con la contestación si tal acuerdo se mantiene. O quizás a asegurarse el apoyo de los primeros ante el posible enfado de los segundos, porque de éstos solamente Zapatero se ha pronunciado a favor, pero hay que escuchar a Redondo Terreros, Leguina, Corcuera y otros varios carrozones.

Tres. Después de que el Ayuntamiento de Éibar (el primero en proclamar la República el 13 de abril de 1931) ordenara el desalojo de los vecinos de un edificio que sufrió un derrumbe al día siguiente, diversas personas entraron en el mismo con el claro objetivo de robar lo que pudiera quedar y expoliar a la media docena de familias que hubieron de abandonarlo y se encontraban alojadas con lo que pudieron sacar de urgencia en hoteles sufragados por el propio Ayuntamiento.
Esto me hizo recordar a Pedro Calderón de la Barca (1600-1681) que en La vida es sueño nos dejó los siguientes versos:

Cuentan de un sabio que un día
tan pobre y mísero estaba,
que solo se sustentaba
de unas hierbas que cogía.
¿Habrá otro, entre sí decía,
más pobre y triste que yo?
Y cuando el rostro volvió
halló la respuesta viendo
que otro sabio iba cogiendo
las hierbas que él arrojó.

La prensa española en estos mismo días ha hecho mención de que los más perjudicados por la crisis que España empezó a sufrir en 2008 no han superado aún la misma, siguiendo en el paro o cobrando salarios de miseria sin posibilidades de llevar una vida digna.
Como podemos ver no hay nada nuevo bajo el sol.

Cuatro. De nuevo toca hablar de la industria armamentística española. Es sabido que hay una docena de empresas españolas, con varias plantas, aparte de los astilleros que nos quedan y que también producen barcos de guerra, que fabrican y suministran armas a varios países, algunos de ellos en guerra.
Una de las más centenarias de estas empresas es la Sociedad Anónima Placencia de las Armas (SAPA), cuya actividad se remonta al siglo XVI en el pueblo homónimo, actualmente más conocido por su nombre en euskera, Soraluze.
En SAPA Andoain, heredera de aquella, uno de sus principales directivos y accionistas es el presidente de la Real Sociedad de fútbol. Una noticia referida al anuncio de una huelga por el convenio en la precitada SAPA Andoain ha sido anunciada por los sindicatos. Y tras este anuncio, la dirección ha respondido con que en diciembre se rescindirá el contrato a cinco trabajadores con contrato temporal.
En tanto que un mínimo de cinco portadas de cada diez del Diario Vasco vienen siendo dedicadas al referido equipo de fútbol, amén de veintitantas páginas después de los partidos de la Real, que acaba de estrenar una remodelación del campo de Anoeta para llevarlo hasta los 40,000 espectadores con una inversión de 60 millones de euros, curiosamente, la noticia de la huelga y el despido ha sido publicada por el DV en una nota mínima en el área de economía del mismo, rincón que no parece ser muy visitado, no ya por los seguidores de la Real, sino por los lectores en general.
Qué casualidad, ¿verdad?

Cinco. De Italia, y sobre todo, de Sicilia, vinieron los que dieron auge a la industria conservera española; es normal encontrar en los puertos pesqueros del Cantábrico aquellos apellidos que aún se conservan en las empresas que preparan las anchoas y las sardinas en lata.
Ahora, en el país transalpino, la imaginación está tratando de cambiar las cosas en el ámbito político: como “sardinas en lata” han sido invitados los ciudadanos con cierta inquietud política para llenar las plazas del país y hacer frente a la política populista y derechista de los Salvini italianos.
Esto me ha hecho recordar una manifestación verdaderamente multitudinaria a la que me sumé (acompañado de mi mujer) en las calles de Milán, en febrero de 2003, entre un mar de banderas arco iris en contra del trío de las Azores y la previsible guerra de Irak.
Aquellas banderas arco iris simbolizaban la disparidad ideológica de los manifestantes.
¿Seremos capaces de hacer, con imaginación, algo parecido en España?

Seis. Ya saben ustedes en qué consisten las famosas inmatriculaciones: son ni más ni menos que el derecho que la Divina Providencia concedió a la Iglesia española – no a otras, no se confundan- para poner a su nombre en escritura pública toda suerte de bienes que no estuvieren registrados, que no es lo mismo que decir que no se supiera quién o quienes eran sus legítimos propietarios; o sea, hablando claro un expolio de propiedades ajenas en toda regla.
De tal manera esto ha de ser cierto que: el Psoe que había reclamado, siendo oposición, la lista que se suponía que no existía y, por tanto, habría que prepararla; que, por el contrario, el Colegio de Registradores de la Propiedad la tenía y se la había entregado al Gobierno; que éste reconoció tenerla en su poder en febrero del 2018, y prometió que la haría pública después del verano del año pasado, cosa que no ha cumplido; que el Consejo de Transparencia y Buen Gobierno, también organismo público, señalara que la famosa lista es de información pública y en consecuencia debe publicarse; ahora, al cabo de tantas promesas incumplidas, nos encontramos con que la Abogacía del Estado va a pleitear contra el propio Consejo de Transparencia para que esa publicación no se lleve a efecto.
¿Alguien entiende este embrollo? ¿A qué nos referimos cuando hablamos del poder de la Iglesia?

Siete. El Festival de Eurovisión, el festival por antonomasia, ese en el que siempre esperamos que el voto de Portugal cambie esa dinámica típica de Spain, one point; l´Espagne un point, tiene ahora una versión para niñas. No sé a ustedes, pero a mí no me gusta esto de ver niñas de 10 años en un escenario con unas ropitas angelicales haciendo cosas de personas mayores. Comprendo que sus progenitores estén muy interesados por si suena la flauta, pero qué quieren que les diga.
Los tiempos de Pablito Calvo y Marisol ya están muy lejanos.

Ocho. De bochornoso por no decir otra cosa cabe calificar las actuaciones de los alcaldes de Vigo y Madrid que hace ya una semana han encendido 10 millones de bombillas para que las fiestas de Navidad estén bien iluminadas. Hay quien dice que resulta muy rentable para la ciudad pues atrae masas ingentes de turistas; yo soy de los que piensan que es mejor que los ciudadanos activen esa luz interior que todos tenemos y mediten qué opción pueden votar en la próxima ocasión.
Por no preguntarnos si no habrá otras necesidades en la ciudad que puedan ser eliminadas o aminoradas con el millón de euros de despilfarro que la idea que estos dos caballeretes supone en cada caso.
Porque uno de ellos es el presidente de la Federación Española de Municipios y Provincias (hay que joderse) y el otro, un abogado del Estado, que por lo que se ve confirma el apelativo con que le bautizaron sus conciudadanos.
¿Con que cara responderá a quien le pregunte, en los próximos días de la Cumbre del Clima, por su opinión sobre Madrid Central?

Y nueve. El Parlamento Europeo, por mayoría, ha calificado como Emergencia Climática aquello que empezó siendo, hace años, el Cambio Climático, para ser últimamente la Crisis Climática.
Obviamente, sigue habiendo tontos, o mal intencionados, que se siguen preguntando en qué parte del Atlántico estará Greta Thunberg.
¿En cuál de las dos categorías anteriores deberemos incluir, entre otros, a los de VOX?















No hay comentarios:

Publicar un comentario