Hace
exactamente seis meses, el once de febrero pasado, publicábamos unas líneas con
el título de Homs. Ciudad que encarnaba en aquellos momentos el triste
privilegio de ser víctima de la tiranía más absoluta, la que ejerce el sátrapa
contra su propio pueblo.
Hoy,
once de agosto, aquel privilegio, tras pasar por media docena de ciudades
olvidadas, tras mal de quince mil muertos y más de ciento cincuenta mil
ciudadanos desplazados y refugiados en los países vecinos, ese privilegio, hay
que repetir, recae sobre Alepo, la segunda ciudad del país.
La
situación sigue siendo la misma; China y Rusia, más Irán, siguen apoyando al
régimen asesino; los demás, también, aunque sea por omisión.
Poco
importa ya cuál sea el desenlace de la batalla de Alepo; los maravillosos
juegos olímpicos de que disfrutamos –cómplices a su manera- nos ocultan con su
absoluto protagonismo en los informativos las lamentables noticias de esa
ciudad mártir. Pero aunque el régimen gane esa batalla –ya saben, venceréis pero no convenceréis- tiene
perdida la guerra. Lo lamentable sería que hubiera que esperar otros seis meses
para publicar otra entrada que, con el título de Damasco, saludara el triunfo de
los derechos humanos contra la estirpe de los dictadores.
Como me recordaban hace poco; poco pan y mucho circo...
ResponderEliminarAsí es, Renacentista, y ahora que han acabado los juegos olímpicos, a la prensa no le queda otro remedio que publicar algo sobre Siria...
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