Este es un artículo publicado en la revista OP Machinery, en su primer número del mes de Julio pasado.
-Hola Lucas, ¡cuánto
tiempo sin vernos! ¿Cómo te va la vida?
-¿Qué
quieres que te diga? La vida me va bien, vamos… normal, pero supongo que tú no
me preguntas por eso…
-Joder,
¡cómo eres! Tan combativo como siempre. ¡Genio y figura hasta la sepultura! Me alegro que sigas bien, se te ve bien, pero...
sí, ya sabes que tus opiniones son respetadas, aunque algunas veces me dejes
con la moral por los suelos. Pero no te lo puedo negar, me gusta conocer tu
opinión, lo sabes de sobra.
-Pues
tú lo has querido, no digas que no estás avisado…Mira, ni siquiera voy a
hablarte del gobierno, ya ni merece la pena, nos quejábamos del anterior y éste
bate todos los récords.
-¡Hombre…!
-Que
sí, que sí, que al final esto es un problema de país, que tenemos lo que
merecemos, que aquí no se salva nadie, y mira que es asunto viejo, la picaresca
española de toda la vida, el patio de Monipodio… todo el mundo está a mangar lo
que pueda. No es un problema de que los políticos sean mejores o peores, es que
son el fiel reflejo de la sociedad de la que salen, habría que reformar la
sociedad en su conjunto, alumbrar nuevas generaciones y…cruzar los dedos. Por
eso pienso si no será mejor que nos intervengan, que vengan esos hombres de
negro de que hablaba el cantamañanas ese que tenemos por ministro, y la cosa
pública quede al margen del mangoneo de los españoles. Reglas bien estrictas,
legislación penal para el que cojan in
fraganti, sea quien sea y cárcel para todos ellos, los de cuello blanco, me
refiero. No nos queda otra.
-¡Coño,
Lucas!
-La
única ventaja que tenemos es que somos demasiado grandes para que Europa nos
deje caer, pero al mismo tiempo, esta política de austeridad que nos lleva al
hoyo, le viene muy bien a nuestros próceres.
-¡Cómo
dices eso!
-Piénsalo
bien, es un círculo vicioso perfecto. Mira, nuestros gobiernos suben los
impuestos a los pobres, a los trabajadores y a las clases medias, con lo que
nos tienen dominados, pero nunca a los ricos de verdad, a las grandes fortunas,
con la excusa de que sacarían el dinero del país. Como la austeridad provoca
recesión, no hay manera de rebajar el déficit fiscal, con lo que el Estado
incumple sus compromisos y necesita emitir más deuda; a más deuda, mayor precio
por la misma, que ya vamos por el siete por ciento, y ¿quién compra nuestra
deuda?: nuestras grandes fortunas, con el dinero que evitan pagar en impuestos
porque no se los ponemos y con el que habríamos rebajado el sufrimiento de los
españoles y financiado una política de crecimiento.
-Pero,
¿no lo dirás en serio?
-Tú
¿qué quieres que te cuente, milongas o la verdad? Que nos digan de verdad
quiénes son esos mercados que compran nuestra deuda y qué proporción no es
española.
-Pues
sí que…
-¡Además!
¿Has visto cómo han soltado doscientos noventa millones para los concesionarios
de las autopistas radiales de peaje de Madrid? ¡Son empresas privadas!, que
atiendan sus compromisos o si no, que cierren. ¿No están cerrando miles de
pequeñas empresas? Esas, que pertenecen a los grandes grupos constructores,
¿deben ser subvencionadas por el erario público? ¿Hay que bajar el sueldo a los
funcionarios, despedir a los interinos o quitar una paga a los pensionistas,
para transferir esos fondos al gran capital? Eso es lo que llaman política de
rentas, no se te olvide. ¿Es esto lo que queremos como país? ¿No estaremos
mejor intervenidos?
-…Oye,
Lucas, disculpa, pero se me está haciendo tarde…
-Lo
que pasa es que no os queréis enterar, ya te lo dije.
-…
Bueno, bueno, hasta luego, Lucas…
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