lunes, 16 de octubre de 2017

A vueltas con Cataluña (5)




A VUELTAS CON CATALUÑA (5)


Puigdemont ha contestado, y colijo que hay una aplastante mayoría que estima que debiera haber sido más claro en la respuesta. Veamos: a mí me sorprendió sobremanera que el gobierno español no hubiera entendido sus palabras ante el parlamento catalán. ¡Hombre!, Rajoy no es precisamente una mente poderosa, y además ha sabido rodearse de personas menos brillantes que él –observen que ésta es una táctica para evitar la posibilidad de que alguien le haga la cama- pero la declaración de Puigdemont fue clara: asumo el mandato de las urnas del 1 de octubre, pero pido al parlamento catalán que establezca una moratoria en su aplicación. ¿Se votó la declaración de independencia? No. ¿Dónde está la duda? Un no independentista y persona muy brillante como Josep Borrell, lo había advertido antes de la votación: Si el parlamento no se pronuncia a favor, no puede hablarse de declaración de independencia. En vez de eso hicieron otra cosa, como retirarse a otra sala donde los partidarios firmaron un documento que podrá obligarles a ellos, pero nada más. De modo que a mí me queda perfectamente claro. Otra cosa sería que Puigdemont hubiera adjuntado a su misiva de esta mañana una copia certificada de la sesión del parlamento de ese día 10, pero los de Madrid no se lo habían pedido.
Sospecho que éstos, que no son tan tontos, querían dejar claro quién manda, y por eso le pidieron algo que él no tenía porqué declarar, pues, con razón o sin ella -y yo creo que sin razón-, sí tiene derecho a defender y mantenerse en sus principios políticos. Esperemos al siguiente gambito.
Lamentable y gravísimo lo ocurrido con los incendios en Galicia (y en Portugal) El presidente gallego, Feijoo, uno de los que siempre se postulan para suceder a Rajoy, ha declarado, lleno de razón, que Galicia no se quema sola. Y es cierto, Galicia se quema –se ha quemado muchas veces- por la falta de una política de defensa de los montes, por el abandono del campo que se hace selvático y más propenso a las llamas, por la escasez de medios para limpiar los márgenes de las carreteras y para hacer más cortafuegos, por la falta de una ley que prohíba un uso distinto al terreno quemado y la venta de esa madera, por el despido de casi quinientos trabajadores de los servicios de montes, etcétera. Porque hacer esto que decimos arriba es mirar por España, aunque no se lleve bandera alguna.
Con rostro apesadumbrado Rajoy ha llegado ya a Galicia. ¡Menos mal!

  

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