miércoles, 9 de mayo de 2012

Bancos malos




En el origen de los tiempos, es decir, cuando comenzó la crisis en 2008, lo primero que hizo la administración americana fue intervenir a Freddie Mac y Fannie Mae –no, no se crean que era una pareja de forajidos al estilo de Bonnie and Clyde- y dotarlas con los fondos necesarios para que la crisis inmobiliaria no afectara a la banca. Lo mismo se hizo con la industria del automóvil, que amenazaba con la bancarrota; el resultado, hoy, es que salvaron miles de puestos de trabajo y esa industria sigue pujante.
Aquí, entretanto, el Banco de España manifestaba a diario que no había señales de una burbuja inmobiliaria y que esa buena situación se ponía de manifiesto en los balances de la banca española, una de las más saneadas, si no la que más, de Europa. Y, efectivamente, en algunos países europeos ciertos bancos fueron intervenidos; en España, la burbuja no nos afectaba y la banca estaba saneada… Lo decía el Banco de España, que tiene la mejor información posible del estado de la banca.
Luego llegaron las pruebas de stress y empezaron a aparecer dudas en algunos escenarios; el Banco de España siguió diciendo que, con las provisiones que había, no habría problemas.
Aunque haya pasado tanto tiempo, la situación actual la conocen ustedes; el último hito –por ahora-, es lo de Bankia
Entretanto, los americanos están con dificultades, pero en la senda de la recuperación. Nosotros hemos culpado de la crisis a los trabajadores, a los funcionarios, a los pensionistas, a los inmigrantes y estamos recortando la sanidad y la enseñanza, amén de la investigación y poniendo en grave aprieto a las pequeñas y medianas empresas. Y todos, como culpables, están pagando.
Los que no han pagado y, seguramente, no pagarán, son los que conocían lo que pasaba y sabían lo que se hacía en otros sitios para tratar de solucionarlo. Los grandes financieros y los políticos infiltrados en los consejos de las diversas entidades son los principales responsables de esta crisis.
De momento, uno de ellos, al dejar la presidencia de su banco, cobrará la misma indemnización que cualquier trabajador despedido: un máximo de veinticuatro anualidades. Lo que pasa es que eso asciende a 1.200.000 euros. Curioso, ¿no?
!Ah! y si tienen buenos contactos, consigan la presidencia de un banco malo. Eso es mejor que el gordo de navidad, se puede ganar dinero a espuertas liquidando los activos inmobiliarios que les entren. No digan que no les he avisado.

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