viernes, 10 de junio de 2011

!No nos falles!





Fue un grito que se escuchó en la noche del triunfo electoral socialista en las elecciones de 14 de marzo de 2004. ¡No nos falles!, o al menos, yo lo recuerdo así, pronunciado por un grupo de jóvenes, satisfechos y expectantes ante la oportunidad que se nos abría a todos los ciudadanos que veníamos más que hartos de las dos legislaturas de Aznar. ¡No nos falles!, le pidieron a Zapatero, y a la primera ocasión sacó las tropas de Irak…, después ha habido de todo, una primera legislatura lo bastante buena como para ganar la segunda, y luego, de hoz y coz, la crisis. ¡No nos falles!,  implica también que si nos fallas no te lo perdonaremos, te lo recordaremos la siguiente vez. Pero parece ser que eso no lo sabía Zapatero, o si lo sabía se le olvidó.

¿Por qué ha fallado Zapatero y de rebote todo el partido socialista? ¿Por qué han fallado a aquellos jóvenes y también a los que ya no lo eran, a los que eran maduros y a los que estaban en la vejez? Si hacemos oídos al partido de la derecha la respuesta es contundente: Han enviado al paro a cinco millones de españoles –bueno, en aquellos momentos, ya había dos y medio, pero no nos vamos a poner a calcular esa cifra con tanta exactitud. Y además, no hay expectativas reales de que esa situación cambie a corto y medio plazo.  Y estarán ustedes conmigo en que ésta es una explicación, digamos, simplista.

He visto en la prensa dos noticias que me han llevado a esta reflexión. La primera hace referencia a un editorial de Financial Times, con ocasión de los resultados electorales españoles, donde dice que el PP en vez de pedir un adelanto de las elecciones, lo que debe hacer es apoyar al Gobierno, que “lo ha hecho bien y merece otros diez meses para continuar con sus reformas”. Añade la mayor fuente de información económica europea que, con unas elecciones, aumentaría el riesgo de un posible rescate para España. Y que el PP “debe ahora respaldar el esfuerzo de austeridad de Zapatero. Sin embargo, se ha beneficiado de ser ambiguo sobre la necesidad de recortes en el gasto público. Esa posición no es sincera y, a medida que el poder del partido crece, tampoco es sostenible", resume el editorial.

El otro artículo, Cuando la austeridad falla, Paul Krugman, Nobel de Economía en el 2008 y máximo adalid de las políticas neokeynesianas, nos habla, una vez más, de la gran contradicción que reside en esperar un incremento del empleo y del crecimiento en una situación de reducción presupuestaria y de control del gasto, y de la espiral que esto provoca, trazando un negro panorama sobre las posibilidades griegas de devolver sus préstamos, y de rebote, de los otros países que estamos afectados. Y encima con el aviso de Trichet de que los tipos de interés seguirán el camino de la subida como herramienta de lucha contra la inflación. Según Krugman, Europa puede, con estas medidas, convertirse en el epicentro de una nueva crisis financiera.

¿Qué opinarán los jóvenes del ¡No nos falles! sobre el apoyo de los halcones económicos a la política de Zapatero? Es curioso, ¿verdad? Que reconozcan que este gobierno esté siguiendo esa política al tiempo que lanzan una reprimenda a la oposición por criticarla. Que otra política es distinta nos lo dice Krugman, pero también es cierto que la corriente actual en Europa es la contraria, la de los recortes y la austeridad. ¿Podría haber seguido Zapatero una política diferente a la que sigue el BCE? Evidentemente, no, se lo recordaron muy claro el 9 de mayo del 2010, y entonces, como Pablo de Tarso, cayó del caballo y abrazó la nueva fe.

Y esto es lo que creo que hay que reprocharle a Zapatero. Nos ha fallado estrepitosamente porque no había sido elegido para llevar a cabo esa política. Eso es algo que no le corresponde a un partido socialdemócrata. Tenían que haber dejado el poder. Esa política correspondía a la oposición y no es bueno mezclar las cosas. Y no supo explicarlo. No supo explicarlo de ninguna manera.

Y se empeñan en continuar con lo mismo. ¿Hasta cuando, Catilina, abusarás de nuestra paciencia?, se preguntaba Cicerón en sus conocidas Catilinarias.

1 comentario:

  1. Lo malo es que a los otros no se les puede pedir que no nos fallen, porque ya sabemos de antemano que lo van a hacer... y lo peor, es que quienes les votan no son conscientes de lo que eso supone y no conocen nada más allá de los 5 millones de parados...

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